"Como
en todos los encuentros, los matrimonios llegaron el sábado un poco perdidos,
sin tener muy claro qué iban a hacer y pensando, algunos, que su matrimonio no
necesitaba nada, que todo iba muy bien.
El domingo
se marcharon contentos, agradecidos al MFC por este servicio que presta
a los matrimonios y reconociendo que aunque llegaban con la convicción de
que no necesitaban de ningún encuentro, se dieron cuenta en el transcurso del
mismo de lo equivocados que estaban, y con la certeza de que todos los matrimonios
necesitan un Encuentro Conyugal con ellos mismos y con ese que invitaron a
quedarse a vivir en su casa el día de su boda: Dios, y que por un
motivo u otro tenían un poco "desencontrado".
También se
dieron cuenta de lo importante que es abrir el amor de la familia hacia el
exterior, para que pueda alcanzar su plenitud y de que el hogar tiene que ser
un lugar abierto a los demás, una iglesia doméstica.
Pero no
sólo ellos recibieron, sino también nosotros los que hemos preparado y
acompañado el Encuentro Conyugal, porque todos recibimos y nos enriquecemos por
el hecho de estar en comunidad, máxime teniendo a Dios en el centro de nuestra
actividad.
Por esos
te damos gracias Padre por habernos dado la oportunidad de haber compartido
este fin de semana con estos matrimonios y haber podido ser instrumento tuyo
para que se haga tu voluntad. ¡Te damos gracias Señor!"
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