GUIÓN LITÚRGICO CELEBRACIÓN
SOLEMNIDAD DE LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR
JORNADA POR LA
VIDA 2013
8 de abril de
2013
MONICIÓN DE
ENTRADA
En pleno tiempo Pascual, fiesta de la Vida que nos trae el Resucitado, la
Iglesia celebra hoy la solemnidad de la Anunciación del Señor, en la que se
conmemora el anuncio del ángel a María y la Encarnación del Hijo de Dios. El
inicio de la vida humana de la segunda Persona de la Trinidad.
La Iglesia no podría encontrar mejor fecha en el año para proponer una
Jornada por la vida que este día, en el que conmemoramos, gracias a la
disponibilidad de la Virgen, que el Hijo de Dios se hizo carne de nuestra carne
para caminar por nuestro mismo camino y conducirnos hacia la vida de Dios.
Como María abrió su corazón al anuncio del ángel, abramos hoy nosotros
nuestros corazones de un modo especial para que amemos y cuidemos toda vida
humana desde su inicio hasta su fin natural.
ACTO PENITENCIAL
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía,
nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos, pues, que somos pecadores, e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
− Tú, que iniciaste tu vida humana en las entrañas de la Virgen:
Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.
− Tú, que has compartido en todo nuestra condición humana menos en el
pecado: Cristo, ten piedad. R. Cristo, ten piedad.
− Tú, que fuiste fiel hasta la muerte para que nosotros tengamos vida y
vida abundante:
Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.
ORACIÓN COLECTA
Señor, tú has querido que la Palabra se encarnase en el seno de la Virgen
María; concédenos, en tu bondad, que cuantos confesamos a nuestro Redentor,
como Dios y como hombre verdadero, lleguemos a hacernos semejantes a él en su naturaleza
divina. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. R. Amén.
LITURGIA DE LA
PALABRA
Is 7, 10-14; 8, 10;
Sal 39;
Heb 10, 4-10;
Lc 1, 26-38.
ORACIÓN UNIVERSAL
Recordando, hermanos, el momento en que la Palabra de Dios se hizo carne
y habitó entre nosotros, oremos a Dios, fuente de vida y de todo bien.
1. Oremos por la Iglesia
extendida de oriente a occidente, para que, fiel a su misión de iluminar las
conciencias de los creyentes y de los hombres de buena voluntad, recuerde
constantemente a todos que la vida humana es un don precioso de Dios. Roguemos
al Señor. R. Te rogamos, óyenos.
2.
Oremos por el Santo
Padre, para que el Señor le ilumine y sostenga en todo momento, en su servicio
de magisterio y caridad. Roguemos al Señor.R. Te rogamos, óyenos.
3. Oremos por los
gobiernos y los legisladores de las naciones, para que promuevan leyes justas
que defiendan el derecho inviolable a la vida y amparen a la familia, célula
fundamental de la sociedad, insustituible en su función de educadora para la
paz. Roguemos al Señor.R. Te rogamos, óyenos.
5. Oremos también por
los científicos y los profesionales de la sanidad y de la atención social, para
que apoyen siempre la vida y rechacen toda práctica que atente contra la
dignidad o la vida de las personas. Roguemos al Señor. Te rogamos, óyenos.
6. Oremos, como hacemos
siempre, por todos aquellos que sufren en su cuerpo o en su espíritu, para que
reciban la ayuda que viene de lo alto y no les falte la ayuda fraternal de los
cristianos. Roguemos al Señor. R. Te rogamos, óyenos.
7. Y oremos por
nosotros, para que en este tiempo pascual renovemos nuestro Bautismo, por el
que fuimos incorporados a la Vida nueva de la gracia, para que, animados por
esta Jornada y alimentados con el Pan vivo bajado del cielo, estemos siempre
dispuestos a defender el gran don de la vida humana. Roguemos al Señor. R. Te rogamos, óyenos.
Oh Dios, creador y dueño de todas las cosas, escucha nuestras súplicas
confiadas y concédenos a nosotros, creados a tu imagen y semejanza, anunciar
con fidelidad el Evangelio de la vida. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.
ORACIÓN POR
LA VIDA
Oh, María,
Aurora del mundo nuevo,
Madre de los
vivientes,
A Ti
confiamos la causa de la vida;
de niños a
quienes se impide nacer,
de pobres a
quienes se hace difícil vivir,
de hombres y
mujeres víctimas
de violencia
inhumana, de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que
quienes creen en tu Hijo
sepan
anunciar el Evangelio de la vida
con firmeza
y amor
a los hombres de nuestro tiempo.
Alcánzales
la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría
de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la
valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para
construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la
civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios, Creador y amante de la vida.
Beato Juan Pablo
II
Más información en
la página de la Subcomisión para la Familia y Defensa de la Vida.
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