Francisco
en la homilía de este jueves reflexiona sobre el peligro del pensamiento único
esclavo de un esquema
También hoy existe la
dictadura del pensamiento único que mata la libertad de los pueblos, la
libertad de la gente, la libertad de las conciencias: es necesario “vigilar y
rezar”. Esta es la idea sobre la que el papa Francisco ha reflexionado esta
mañana en la homilía de Santa Marta.
Dios promete a Abraham
que se convertirá en padre de una multitud de naciones, pero él y su
descendencia deberán observar la alianza con el Señor. La homilía del Santo
Padre ha tomado como referencia la primera lectura del día para explicar el
cierre de los fariseos al mensaje de Jesús: su error –-ha revelado el Papa--
fue el de “eliminar los mandamientos del corazón de Dios”. Pensaban que todo se
resolvía con observar los mandamientos, pero estos –ha subrayado el Santo
Padre- “ no son una ley fría”, porque nacen de una relación de amor y son
'indicaciones' que nos ayudan a no equivocarnos en nuestro camino para
encontrar a Jesús. Así, los fariseos cierran el corazón y la mente “a cualquier
novedad”, no entienden “el camino de la esperanza”. De este modo, Francisco ha
indicado que es “el drama del corazón cerrado, el drama de la mente cerrada y
cuando el corazón está cerrado, este corazón cierra la mente, y cuando corazón
y mente están cerrados no hay sitio para Dios”, sino solamente para lo que
nosotros creemos que se debe hacer. Sin embargo, ha proseguido, “los
mandamientos llevan una promesa y los profetas despiertan esta promesa”. Los
que tienen corazón y mente cerrados no consiguen acoger el “mensaje de novedad”
llevado por Jesús, que “es el que había sido prometido por la fidelidad de Dios
y de los profetas. Pero ellos no entienden”.
Y de este modo lo
ha explicado el Santo Padre: “es un pensamiento cerrado que no está abierto al
diálogo, a la posibilidad que haya otra cosa, a la posibilidad que Dios nos
hable, nos diga cómo es su camino, como ha hecho con los profetas. Esta gente
no había escuchado a los profetas y no escuchaba a Jesús. Es algo más que una
simple terquedad. No, es más: es la idolatría del propio pensamiento. ‘Yo
pienso así, esto debe ser así y nada más’. Esta gente tenía un único
pensamiento y quería imponer este pensamiento al pueblo de Dios, por eso Jesús
les reprende: ‘Vosotros cargáis sobre las espaldas del pueblo tantos
mandamientos y vosotros no los tocáis con un dedo’”.
Así, Francisco ha
explicado que Jesús reprende su incoherencia. “La teología de este gente se
hace esclava de este esquema, de este esquema de pensamiento, el pensamiento
único”, ha indicado.
A continuación, el Papa
ha afirmado que “no hay posibilidad de diálogo, no hay posibilidad de abrirse a
las novedades que Dios lleva con los profetas. Han asesinado a los profetas,
esta gente cierra la puerta a la promesa de Dios. Y cuando en la historia de la
humanidad viene este fenómeno del pensamiento único, cuántas desgracias. El
siglo pasado hemos vistos todos nosotros las dictaduras del pensamiento único,
que han terminado por matar a tanta gente, pero en el momento en el que se
sentían dueños no se podía pensar de otra forma. Se piensa así”.
Pero, Francisco ha
explicado que también hoy existe la idolatría del pensamiento único. Lo ha
indicado así: “hoy se debe pensar así y si tú no piensas así, no eres moderno,
no eres abierto o peor. Muchas veces dicen algunos gobernantes: ‘Pero, yo pido
ayuda, una ayuda financiera para esto’, ‘pero si tú quieres esta ayuda, debes
pensar así y debes hacer esta ley, y esta otra y esta otra…’ También hoy está
la dictadura del pensamiento único y esta dictadura es la misma de esta gente:
toma las piedras para lapidar la libertad de los pueblos, la liberad de la
gente, la libertad de las conciencias, la relación de la gente con Dios. Y
también Jesús es crucificado otra vez”.
Al concluir, el
Pontífice ha subrayado que la exhortación del Señor “frente a esta dictadura es
siempre la misma: vigilar y rezar; no ser tontos, no comprar” cosas “que no
sirven para ser humildes y rezar, porque el Señor siempre nos da la libertad
del corazón abierto, para recibir su Palabra que es promesa y alegría y
alianza. Y con esta alianza ir adelante”.
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