El santo padre ha
celebrado la misa en la Jornada de los Catequistas
Para explicar porqué sucede que a veces las personas ponemos nuestra
seguridad en las cosas, ha dicho que "si falta la memoria de Dios, todo
queda comprimido en el yo, en mi bienestar. La vida, el mundo, los demás,
pierden consistencia, ya no cuentan nada, todo se reduce a una sola dimensión:
el tener". Y así ha recordado que "estamos hechos a imagen y
semejanza de Dios, no de las cosas, no de los ídolos".
Un segundo aspecto del que papa ha hablado en su homilía es sobre la labor
de los catequistas. De tal modo ha afirmado que el catequista es el "que
custodia y alimenta la memoria de Dios; la custodia en sí mismo y sabe
despertarla en los demás". Y ha puesto como ejemplo a la Virgen María, que
"no se cierra en sí misma" y que tras recibir el anuncio del Ángel lo
que hace es ponerse en camino, "su primer gesto es hacer memoria del obrar
de Dios", ha dicho el papa.
En el cántico de María - ha proseguido - está también la memoria de su
historia personal, la historia de Dios con ella, su propia experiencia de fe. Y
así es para cada uno de nosotros, para todo cristiano: la fe contiene
precisamente la memoria de la historia de Dios con nosotros, la memoria del
encuentro con Dios, que es el primero en moverse, que crea y salva, que nos
transforma. Así mismo, recuerda el papa que el catequista "es un cristiano
que lleva consigo la memoria de Dios, se deja guiar por la memoria de Dios en
toda su vida, y la sabe despertar en el corazón de los otros". Por
eso ha preguntado el papa a los catequistas: "¿somos memoria de Dios?
¿Somos verdaderamente como centinelas que despiertan en los demás la memoria de
Dios, que inflama el corazón?"
Para finalizar Francisco ha hablado del camino a seguir para no ser superficiales,
"como los que ponen su confianza en sí mismos y en las cosas". Una
clave la da san Pablo en la carta a Timoteo "tender a la justicia, a la
piedad, a la fe, a la caridad, a la paciencia, a la mansedumbre". Y ha
añadido que "el catequista es un hombre de la memoria de Dios si tiene una
relación constante y vital con él y con el prójimo".
Al concluir, ha pedido al Señor "que todos seamos hombres y mujeres
que custodian y alimentan la memoria de Dios en la propia vida y la saben
despertar en el corazón de los demás".
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