MONICIÓN DE ENTRADA
Coincidiendo con la fiesta de la Sagrada Familia, el Hogar santo donde José, María y el Niño nos han enseñado con su vida silenciosa y humilde la dignidad y el valor de la familia, la Iglesia recuerda cada año la Jornada de la familia que este año tiene por lema: “Educando la fe en familia”.
Hagamos nuestro este lema e invoquemos en nuestra celebración al Espíritu Santo para que cada familia, arraigada en Cristo, sea fuente viva de fe, signo vivo del amor de Dios y germen fecundo de la nueva evangelización en este mundo que necesita, con urgencia, la esperanza de Dios.
LITURGIA DE LA PALABRA.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
La primera lectura, del Eclesiástico, es un bello comentario al cuarto mandamiento: “honrarás a tu padre y a tu madre”. Dios bendice al que honra a sus padres, y escucha sus oraciones. El Salmo nos habla de la bendición de Dios con la bella imagen de la alegría familiar y los hijos.
San Pablo habla de las virtudes domésticas y de la unión en el amor que deben caracterizar la vida de la familia cristiana: misericordia, bondad, humildad, dulzura, comprensión. El amor mutuo es el que debe presidir todas las relaciones familiares. Nos habla también de la oración de la familia: Cantad a Dios, dadle gracias de corazón con salmos y cantos.
En las virtudes domésticas, en la unión en el amor, en el trabajo y la oración, la Sagrada Familia es nuestro ejemplo perfecto.
En el Evangelio se nos relata como Jesús, educado por José y María en la tradición del pueblo judío, iba creciendo en sabiduría y en gracia. Todos los años suben al templo a celebrar la fiesta. Cuando Jesús cumple doce años ocurre un acontecimiento extraordinario donde se manifiesta la misión de Jesús y su intimidad con el Padre.
LECCIONARIO: volumen III, lecturas propias de la fiesta:
Primera Lectura:
"El que teme al Señor honra a sus padres”
Eclesiástico 3, 2-6. 12-14
Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad de la madre sobre su prole. El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha.
Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados.
Salmo 127;
"Dichosos los que temen al Señor"
R. "Dichosos los que temen al Señor"
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás, dichoso, te irá bien.
R. "Dichosos los que temen al Señor"
Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa.
R. "Dichosos los que temen al Señor"
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida.
R. "Dichosos los que temen al Señor"
Segunda Lectura:
Colosenses 3, 12-21
Hermanos: Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro.
El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.
Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo.
Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente.
Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.
Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.
Evangelio:
"Los padres de Jesús lo encuentran en medio de los maestros"
Lucas 2, 41-52
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: "Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados."
Él les contesto: "¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?"
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.
Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.
ORACIÓN UNIVERSAL
Unidos a la Sagrada Familia de Nazaret, modelo e imagen de la humanidad nueva, elevemos a Dios, Padre de la gran familia humana, nuestra oración y digámosle: Renueva nuestras familias, Señor.
1. Por la santa Iglesia de Dios: para que en su interior y en las relaciones con el mundo de la imagen de una verdadera familia que sabe amar, perdonar y valorar a cada persona.
Oremos: Renueva nuestras familias, Señor.
2. Por los gobernantes: para que protejan a la familia y procuren la solución de los graves problemas que, en estos tiempos de dificultades económicas, afectan a las familias.
Oremos: Renueva nuestras familias, Señor.
3. Por todos los hogares cristianos: para que sean imágenes vivas de la Sagrada Familia de Nazaret, testigos del abrazo de Dios a los hombres y portadoras de esperanza y germen de vocaciones religiosas y sacerdotales.
Oremos: Renueva nuestras familias, Señor.
4. Por las familias, para que sean testigos vivos de la fe en Jesucristo y sean conscientes de su importante tarea de educar en la fe de la Iglesia a todos los miembros de la familia.
Oremos: Renueva nuestras familias, Señor.
5. Por los padres, para que movidos por el Espíritu Santo guíen a sus hijos en el camino del amor y de la santidad.
Oremos: Renueva nuestras familias, Señor.
6. Por los novios: para que Jesucristo esté presente en su noviazgo y se formen para vivir el amor generoso e indisoluble según el proyecto de Dios.
Oremos: Renueva nuestras familias, Señor.
7. Por nuestra sociedad: para que valore, acoja y defienda la vida humana como sagrada e inviolable desde el momento de la concepción hasta su término natural.
Oremos: Renueva nuestras familias, Señor.
8. Por los ancianos: para que en los últimos anos de su vida no les falte el cariño familiar, y por los miembros difuntos de nuestras familias: para que el Señor les conceda el descanso eterno. Oremos: Renueva nuestras familias, Señor.
9. Por todos los matrimonios que durante 2012 han celebrado bodas de oro y de plata, especialmente por los que están aquí presentes, para Señor premie su amor y unión y sigan siendo modelos de entrega entre ellos, a sus familias y a la Iglesia.
Oremos: Renueva nuestras familias, Señor.
Escucha Señor la plegaria de tu Iglesia, que pone su confianza en tu amor y su mirada en el hogar de Nazaret. Por Jesucristo, nuestro Señor.
OFERTORIO.
LOS CUADROS DE LA SAGRADA FAMILIA.
Señor, te ofrecemos este pequeño icono de la Sagrada Familia que después obsequiaremos a estos matrimonios que han celebrado en este 2012 sus 50 o 25 aniversario de boda, son muchos años de fidelidad, de entrega entre ellos, a sus familias y a la Iglesia. Te presentamos también los esfuerzos de todas las familias, especialmente los de aquellas que tienen dificultades y las que sufren a consecuencia de la crisis económica.
(LA LUZ) VELAS.
Padre, tu Hijo es la Luz del mundo, hace de la noche, el día más claro; desde su llegada la Tierra se ha convertido en la antesala del Cielo. Lo mismo ocurre con la llegada al mundo de nuestros hijos, que ellos sean la luz que ilumine al mundo, que como la Estrella de Belén guíen a otros hacia Ti, que sean los Hijos de la Luz, de TÚ LUZ.
PAN Y VINO
Te presentamos, Señor, este Pan y Vino que se convertirán en Tu Cuerpo y Sangre. Con ellos te ofrecemos nuestros deseos de paz y amor para las familias del mundo. Que esta Eucaristía nos haga más felices, que nos acerquemos a tu Hijo con la misma esperanza y alegría que los pastores que le vieron por primera vez en Belén.
BENDICIÓN SOBRE LOS MATRIMONIOS.
El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice:
El Señor esté con vosotros.
Y con tu espíritu.
Invoquemos, hermanos, sobre los esposos de nuestra comunidad la bendición de Dios, para que proteja con su auxilio a quienes ha unido en el sacramento del Matrimonio.
Todos, durante un especio de tiempo, oran en silencio. Luego, el sacerdote, con las manos extendidas sobre los matrimonios, continúa:
Padre santo, autor del universo, que creaste al hombre y a la mujer a tu imagen, y has bendecido la unión matrimonial; te rogamos humildemente por estos hijos tuyos unidos en alianza esponsal. Descienda, Señor, sobre estos esposos, tu abundante bendición, que la gracia del Espíritu Santo inflame desde el cielo sus corazones, y renueve su caridad conyugal. Que en la alegría te alaben, Señor, y en la tristeza te busquen; en el trabajo encuentren el gozo de tu ayuda y en la necesidad sientan cercano tu consuelo. Que participen en la oración de tu
Iglesia, y den testimonio de ti entre los hombres. Que sus hogares sean auténticas iglesias domésticas, y que un día participen en la alegría del banquete eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Y a todos vosotros, cuantos estáis aquí presentes, os bendiga Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.