viernes, 28 de febrero de 2014

EL PAPA FRANCISCO: LA SOCIEDAD NECESITA TESTIMONIOS QUE DEN BRILLO A LA NOVEDAD DE JESÚS

Discurso del Santo Padre a los Obispos amigos del Movimiento de los Focolares
El Santo Padre Francesco ha recibido esta mañana a los Obispos amigos del Movimiento de los Focolares reunidos del 24 al 28 de febrero en el Centro Mariápolis de Castel Gandolfo bajo el tema "la reciprocidad del amor entre los discípulos de Cristo". En el encuentro están participando obispos procendentes de Europa, África, Asía y América.
Francisco ha subrayado que es algo bueno la oportunidad de una convivencia fraterna "en la que compartir experiencias espirituales y pastorales en la perspectiva del carisma de la unidad". Así, ha recordado que, como obispos "estáis llamados a llevar a estos encuentros la amplia respiración de la Iglesia, y a hacer que cuanto aquí se recibe vaya en beneficio de la Iglesia".
Asimismo, el Papa ha indicado que "la sociedad de hoy tiene una gran necesidad del testimonio de un estilo de vida del que haga brillar la novedad que nos dona el Señor Jesús: hermanos que se quieren aún en las diferencias de carácter, de procedencia, de edad...". Y es que "este testimonio hace nacer el deseo de estar implicados en la gran parábola de comunión que es la Iglesia", ha advertido. Del mismo modo, ha observado que "cuando una persona advierte que 'la reciprocidad del amor entre los discípulos de Cristo' es posible y es capaz de transformar la cualidad de las relaciones interpersonales, se siente llamada a descubrir o a redescubrir a Cristo, se abre al encuentro con Él vivo y trabajando, es impulsada a salir de sí misma para ir hacia los otros y difundir la esperanza que ha recibido en don". 

Francisco ha retomado las palabras del beato Juan Pablo II en la carta apostólica Novo millennio ineunte "hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión: éste es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio que comienza, si queremos ser fieles al designio de Dios y responder también a las profundas esperanzas del mundo". Y añade el Papa polaco: "Antes de programar iniciativas concretas, hace falta promover una espiritualidad de la comunión, proponiéndola como principio educativo en todos los lugares donde se forma el hombre y el cristiano, donde se educan los ministros del altar, las personas consagradas y los agentes pastorales, donde se construyen las familias y las comunidades".
Al respecto, el Pontífice ha destacado que "'hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión' es realmente fundamental para la eficacia de cada compromiso en la evangelización, en cuanto releva el deseo profundo del Padre: que todos sus hijos vivan como hermanos, revela la voluntad del corazón de Cristo: 'que todos sean una sola cosa', revela el dinamismo del Espíritu Santo, su fuerza de atracción libre y liberadora".
Así, ha añadido el Papa, "cultivar la espiritualidad de comunión contribuye además a hacernos más capaces de vivir el camino ecuménico y el diálogo interreligioso".

Al concluir, el Santo Padre ha deseado que el congreso sea "una ocasión propicia para crecer en el espíritu de la colegialidad, y para obtener del amor recíproco motivo de ánimo y de esperanza renovada".

¡SÍ A LA VIDA, ESPERANZA ANTE LA CRISIS!

Jornada por la Vida  25 de marzo de 2014
Nota de los obispos para la Jornada de la Vida 2014
Por los niños; por los padres; por los abuelos: sí a la vida
Para España, para Europa y para el mundo, «la apertura moralmente responsable a la vida es una riqueza social y económica. Grandes naciones han podido salir de la miseria gracias también al gran número y a la capacidad de sus habitantes. Al contrario, naciones en un tiempo florecientes pasan ahora por una fase de incertidumbre, y en algún caso de decadencia, precisamente a causa del bajo índice de natalidad, un problema crucial para las sociedades de mayor bienestar. La disminución de los nacimientos, a veces por debajo del llamado “índice de reemplazo generacional”, pone en crisis incluso a los sistemas de asistencia social, aumenta los costes, merma la reserva del ahorro y, consiguientemente, los recursos financieros necesarios para las inversiones, reduce la disponibilidad de trabajadores cualificados y disminuye la reserva de “cerebros” a los que recurrir para las necesidades de la nación. Además, las familias pequeñas, o muy pequeñas a veces, corren el riesgo de empobrecer las relaciones sociales y de no asegurar formas eficaces de solidaridad. Son situaciones que presentan síntomas de escasa confianza en el futuro y de fatiga moral. Por eso, se convierte en una necesidad social, e incluso económica, seguir proponiendo a las nuevas generaciones la hermosura de la familia y del matrimonio, su sinfonía con las exigencias más profundas del corazón y de la dignidad de la persona».
Se podría pensar que la caída de la natalidad solo tiene que ver con los problemas económicos de las familias, y que para aumentarla solo se requiere propiciar un incremento de los ingresos familiares y, en su caso, implementar las pertinentes ayudas económicas y sociales. Desde luego todo ello sería una gran ayuda; pero no nos equivoquemos, lo verdaderamente grave ha sido «con el concurso de los poderosos y de su dinero», la instalación en los corazones de una verdadera mentalidad egoísta y anti-vida que ha arraigado en profundidad en las almas.
El beato Juan Pablo II, en la encíclica Evangelium vitae, habla de «mentalidad anticonceptiva», «mentalidad hedonista e irresponsable respecto a la sexualidad», «mentalidad de permisivismo sexual y de menosprecio de la maternidad», «mentalidad eugenési­ca», «mentalidad eficientista», «mentalidad de este mundo» (cf. Rom 12, 2). Es, por tanto, necesario «un cambio de mentalidad y de vida» que permita ganar la propia libertad para donarse al otro: donarse a la esposa o al esposo, donarse a los hijos, donarse a los ancianos, donarse al que sufre. Esto es lo que el papa Francisco ha explicado cuando ha afirmado: «una sociedad que abandona a los niños y que margina a los ancianos corta sus raíces y oscurece su futuro».
Recordando este tema, al que le ha dado gran importancia desde el inicio de su pontificado, también en la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro, el papa Francisco dijo que los abuelos «son el tesoro de nuestra sociedad», y un pueblo que no los toma en cuenta «no tiene futuro porque no tiene memoria».
Así lo indicó el santo padre en su homilía de la misa que presidió en la capilla de la Casa Santa Marta: «Vivimos en un tiempo en el que los ancianos no cuentan. Es feo decirlo, pero se descartan, ¡eh! Porque dan fastidio. Los ancianos son los que nos traen la historia, nos traen la doctrina, nos traen la fe y nos la dan en herencia. Son los que, como el buen vino, envejecen, tienen esta fuerza dentro para darnos una herencia noble».
Dicho esto conviene recordar que nadie puede donarse si no se posee a sí mismo; y ello no es posible sin la primacía de la gracia, es decir, sin el concurso del Espíritu Santo actuando en los corazones.
A la luz de todo esto, los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida deseamos llamar de nuevo la atención sobre el valor y la dignidad de la vida humana desde la concepción y hasta su fin natural. Además, queremos instar a reflexionar sobre la experiencia vital en la que todos percibimos la vida como signo de esperanza; sabiendo que en los momentos difíciles dicha esperanza se oscurece y que necesitamos de la ayuda de otros para recuperar la y fortalecerla. La Encarnación del Hijo de Dios enaltece la dignidad de la vida humana. Es Jesucristo quien revela al hombre el misterio del hombre. La Iglesia es la madre que a todos acoge con entrañas de misericordia y nos anuncia a Jesucristo, el Evangelio de la Vida.
A esta reflexión ayuda una correcta formación de las conciencias a la que contribuyen, entre otros medios, los programas de educación afectivo-sexual, hoy especialmente necesarios. Estos programas dirigidos a los adolescentes y jóvenes, y también a los padres, ayudan a tomar conciencia de la verdad del amor y de la vida, del sentido y de la maravilla de la maternidad y de la paternidad; abren la puerta a la esperanza en este mundo lleno de oscuridad.
Tenemos que recuperar la grandeza del don y sentido de la maternidad, como el gran don de Dios a la mujer, que la dignifica, haciendo posible que en su seno se produzca el gran milagro de la vida, por la formación, gestación y desarrollo del comienzo de la vida humana. La maternidad ha sido ensombrecida en la sociedad actual por el feminismo radical y la ideología de género. Dicho feminismo radicalizado trata absurdamente de igualar lo diferente
–Dios los creó hombre y mujer (Gén 1, 27)–. Además esta ideología pretende tachar de servilismo la potencial maternidad de la mujer, afirmando, por otra parte, un poder despótico sobre el fruto de sus entrañas.
En esa maravillosa diferencia entre el hombre y la mujer radica la complementariedad y capacidad de la comunión en el amor esponsal, imagen del amor de Jesucristo por su Iglesia. Es por esa diferencia sexuada entre el hombre y la mujer que puede darse de forma natural la procreación, la acogida del don de la vida que da Dios; sólo él crea y convierte a los esposos en colaboradores suyos (procreación) en el acto libre de la unión conyugal abierto a la vida. Dios así concedió a la mujer el privilegio de acoger en su seno el proceso de formación y desarrollo, en sus primeras etapas, del ser humano que alumbrará meses después de su concepción: como fue el caso sublime del Hijo de Dios en el seno de la Virgen María.
La corriente ideológica “pseudo-igualitaria”, inspirada en el feminismo radical y la ideología de género, conlleva, por otro lado, la errónea concepción de que el hijo es solo responsabilidad de la madre. Al varón, que con frecuencia se ha constituido en la figura ausente en la educación y formación de los hijos –el llamado “padre ausente”–, ahora se le relega a la figura de “padre olvidado”. Con ello no solo no se ayuda a lograr la indispensable colaboración del padre en el crecimiento físico, psíquico y espiritual de los hijos, sino que se da un paso atrás facilitando la deconstrucción de la personalidad de los hijos en su masculinidad y de las hijas en su femineidad. Es esencial recuperar la figura del padre, implementando los programas que al respecto sean adecuados.
El erróneo proceder humano con la reducción del índice de natalidad está dando lugar al envejecimiento alarmante de la población, que de seguir por este camino aboca a la ruina demográfica, económica y sobre todo moral de la sociedad. La “política” en el ámbito demográfico, que en la práctica se aproxima a la denominada “del hijo único”, está provocando en no pocas ocasiones severas dificultades en la socialización del individuo; tras dos generaciones de hijos únicos, no solo han desaparecido los hermanos, también desaparecen los tíos y los primos; la soledad puede volverse atronadora, la posibilidad de solidaridad familiar casi se desvanece, y, para los laicistas, solo queda el Estado, quebrado e impotente ante las necesidades materiales y espirituales de las personas.
El derecho a la vida viene relativizado también por otros mal llamados “derechos”, impuestos despóticamente en nombre del progreso. Resuenan las valientes palabras del papa Francisco «No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana»3, como un aldabonazo a nuestros corazones, irguiéndonos a una decidida y valiente defensa de la vida. Defender y valorar la vida supone un avance en esta sociedad que se diluye en falsas ideologías que subyugan la libertad y crean estructuras opresoras y esclavizadoras de las conciencias y del pensamiento, bajo apariencia de novedad y progreso.
El papa no solo nos invita a la defensa del «concebido y no nacido», sino también a buscar y facilitar soluciones que eviten llegar al extremo terrible del aborto como una rápida solución a las profundas angustias en que se ven envueltas las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras.

Por tanto, de nuevo, repetimos el «¡Sí a la vida, esperanza ante la crisis! Y pedimos a la santísima Virgen María, Madre de la esperanza, que descorra el velo que cubre nuestros ojos ante la maravillosa realidad de la vida y nos ayude a construir la civilización del amor con el anuncio del evangelio de la familia y de vida.


EL PAPA RECIBE EN AUDIENCIA A TODOS LOS OBISPOS ESPAÑOLES EL PRÓXIMO LUNES, 3 DE MARZO

El papa Francisco recibirá en audiencia el lunes 3 de marzo a los 83 obispos españoles en Visita Ad Limina Apostolorum y al Secretario General de la Conferencia Episcopal Española. Están previstas unas palabras del Presidente de la CEE, el Cardenal Rouco Varela, y un discurso del Papa Francisco.
Los obispos efectúan la Visita Ad Limina en dos grupos, el primero desde el 24 de febrero hasta el 3 de marzo (44 obispos) y el segundo del 3 al 8 de marzo (39 obispos).
A partir del lunes día 3 serán recibidos por el Santo Padre los 39 obispos pertenecientes a las provincias eclesiásticas de Barcelona, Tarragona, Granada, Santiago de Compostela, Oviedo y Sevilla.
El martes 4 de marzo celebrarán la Eucaristía en la Basílica de San Pedro y el 7 de marzo en la de San Pablo Extramuros.

Esta Visita Ad Limina es la primera de los obispos españoles desde el final del pontificado de Juan Pablo II. Con ella se visibiliza la unidad y la comunión de los sucesores de los Apóstoles con el Sucesor de San Pedro y de las Iglesias locales con la Iglesia primada de Roma. De este modo, la Visita Ad Limina es una ocasión para la comunión eclesial, la colegialidad episcopal y la caridad fraterna entre los Pastores y el Papa.

FRANCISCO: SER SANTOS NO ES UN LUJO, ES NECESARIO PARA LA SALVACIÓN DEL MUNDO

Texto completo de la homilí­a del Santo Padre en la eucaristí­a concelebrada con los nuevos cardenales
«Que tu ayuda, Padre misericordioso, nos haga siempre atentos a la voz del Espíritu». Esta oración del principio de la Misa indica una actitud fundamental: la escucha del Espíritu Santo, que vivifica la Iglesia y el alma. Con su fuerza creadora y renovadora, el Espíritu sostiene siempre la esperanza del Pueblo de Dios en camino a lo largo de la historia, y sostiene siempre, como Paráclito, el testimonio de los cristianos. En este momento, junto con los nuevos cardenales, queremos escuchar la voz del Espíritu, que habla a través de las Escrituras que han sido proclamadas.
En la Primera Lectura ha resonado el llamamiento del Señor a su pueblo: «Sed santos, porque yo, el Señor vuestro Dios, soy santo». Y Jesús, en el Evangelio, replica: «Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto». Estas palabras nos interpelan a todos nosotros, discípulos del Señor; y hoy se dirigen especialmente a mí y a vosotros, queridos hermanos cardenales, sobre todo a los que ayer habéis entrado a formar parte del Colegio Cardenalicio. Imitar la santidad y la perfección de Dios puede parecer una meta inalcanzable. Sin embargo, la Primera Lectura y el Evangelio sugieren ejemplos concretos de cómo el comportamiento de Dios puede convertirse en la regla de nuestras acciones. Pero recordemos, todos nosotros, que, sin el Espíritu Santo, nuestro esfuerzo sería vano. La santidad cristiana no es en primer término un logro nuestro, sino fruto de la docilidad ―querida y cultivada― al Espíritu del Dios tres veces Santo.

El Levítico dice: «No odiarás de corazón a tu hermano... No te vengarás, ni guardarás rencor... sino que amarás a tu prójimo...». Estas actitudes nacen de la santidad de Dios. Nosotros, sin embargo, a veces somos tan diferentes, tan egoístas y orgullosos...; pero la bondad y la belleza de Dios nos atraen, y el Espíritu Santo nos puede purificar, nos puede transformar, nos puede modelar día a día. Hacer este trabajo de conversión, conversión del corazón, conversión a la que todos nosotros, vosotros cardenales y yo, debemos hacer, esta conversión.
También Jesús nos habla en el Evangelio de la santidad, y nos explica la nueva ley, la suya. Lo hace mediante algunas antítesis entre la justicia imperfecta de los escribas y los fariseos y la más alta justicia del Reino de Dios. La primera antítesis del pasaje de hoy se refiere a la venganza. «Habéis oído que se os dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pues yo os digo: ...si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra». No sólo no se ha devolver al otro el mal que nos ha hecho, sino que debemos de esforzarnos por hacer el bien con largueza.

La segunda antítesis se refiere a los enemigos: «Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Yo, en cambio, os digo: “Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen”. A quien quiere seguirlo, Jesús le pide amar a los que no lo merecen, sin esperar recompensa, para colmar los vacíos de amor que hay en los corazones, en las relaciones humanas, en las familias, en las comunidades, en el mundo. Hermanos cardenales, Jesús no ha venido para enseñarnos los buenos modales, las formas de cortesía. Para esto no era necesario que bajara del cielo y muriera en la cruz. Cristo vino para salvarnos, para mostrarnos el camino, el único camino para salir de las arenas movedizas del pecado, y este camino de santidad, es la misericordia. La que Él nos ha dado y cada día tiene con nosotros. Ser santos no es un lujo, es necesario para la salvación del mundo. Y esto es lo que el Señor nos pide a nosotros.
Queridos hermanos cardenales, el Señor Jesús y la Madre Iglesia nos piden testimoniar con mayor celo y ardor estas actitudes de santidad. Precisamente en este suplemento de entrega gratuita consiste la santidad de un cardenal. Por tanto, amemos a quienes nos contrarían; bendigamos a quien habla mal de nosotros; saludemos con una sonrisa al que tal vez no lo merece; no pretendamos hacernos valer, contrapongamos más bien la mansedumbre a la prepotencia; olvidemos las humillaciones recibidas. Dejémonos guiar siempre por el Espíritu de Cristo, que se sacrificó a sí mismo en la cruz, para que podamos ser «cauces» por los que fluye su caridad. Esta es la la actitud, este debe ser el comportamiento de un cardenal. El cardenal entra en la Iglesia de Roma, hermanos, no en una corte. Evitemos todos y ayudémonos unos a otros a evitar hábitos y comportamientos cortesanos: intrigas, habladurías, camarillas, favoritismos, preferencias. Que nuestro lenguaje sea el del Evangelio: «Sí, sí; no, no»; que nuestras actitudes sean las de las Bienaventuranzas, y nuestra senda la de la santidad.

Rezemos nuevamente, tu ayuda Padre misericordioso, nos haga siempre atentos a la voz del Espíritu. El Espíritu Santo nos habla hoy por las palabras de san Pablo: «Sois templo de Dios...; santo es el templo de Dios, que sois vosotros». En este templo, que somos nosotros, se celebra una liturgia existencial: la de la bondad, del perdón, del servicio; en una palabra, la liturgia del amor. Este templo nuestro resulta como profanado si descuidamos los deberes para con el prójimo. Cuando en nuestro corazón hay cabida para el más pequeño de nuestros hermanos, es el mismo Dios quien encuentra puesto. Cuando a ese hermano se le deja fuera, el que no es bien recibido es Dios mismo. Un corazón vacío de amor es como una iglesia desconsagrada, sustraída al servicio divino y destinada a otra cosa.
Queridos hermanos cardenales, permanezcamos unidos en Cristo y entre nosotros. Os pido vuestra cercanía con la oración, el consejo, la colaboración. Y todos vosotros, obispos, presbíteros, diáconos, personas consagradas y laicos, uníos en la invocación al Espíritu Santo, para que el Colegio de Cardenales tenga cada vez más ardor pastoral, esté más lleno de santidad, para servir al evangelio y ayudar a la Iglesia a irradiar el amor de Cristo en el mundo

jueves, 27 de febrero de 2014

CARTA DEL PAPA FRANCISCO A LAS FAMILIAS

Queridas familias:
Me presento a la puerta de su casa para hablarles de un acontecimiento que, como ya saben, tendrá lugar el próximo mes de octubre en el Vaticano. Se trata de la Asamblea general extraordinaria del Sínodo de los Obispos, convocada para tratar el tema “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”. Pues la Iglesia hoy está llamada a anunciar el Evangelio afrontando también las nuevas emergencias pastorales relacionadas con la familia.
Este señalado encuentro es importante para todo el Pueblo de Dios, Obispos, sacerdotes, personas consagradas y fieles laicos de las Iglesias particulares del mundo entero, que participan activamente en su preparación con propuestas concretas y con la ayuda indispensable de la oración. El apoyo de la oración es necesario e importante especialmente de parte de ustedes, queridas familias. Esta Asamblea sinodal está dedicada de modo especial a ustedes, a su vocación y misión en la Iglesia y en la sociedad, a los problemas de los matrimonios, de la vida familiar, de la educación de los hijos, y a la tarea de las familias en la misión de la Iglesia. Por tanto, les pido que invoquen con insistencia al Espíritu Santo, para que ilumine a los Padres sinodales y los guíe en su grave responsabilidad. Como saben, a esta Asamblea sinodal extraordinaria seguirá un año después la Asamblea ordinaria, que tratará el mismo tema de la familia. Y, en ese contexto, en septiembre de 2015, tendrá lugar el Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia. Así pues, oremos todos juntos para que, mediante estas iniciativas, la Iglesia realice un auténtico camino de discernimiento y adopte los medios pastorales adecuados para ayudar a las familias a afrontar los retos actuales con la luz y la fuerza que vienen del Evangelio.

Les escribo esta carta el día en que se celebra la fiesta de la Presentación de Jesús en el templo. En el Evangelio de Lucas vemos que la Virgen y San José, según la Ley de Moisés, llevaron al Niño al templo para ofrecérselo al Señor, y dos ancianos, Simeón y Ana, impulsados por el Espíritu Santo, fueron a su encuentro y reconocieron en Jesús al Mesías (cf. Lc 2,22-38). Simeón lo tomó en brazos y dio gracias a Dios porque finalmente había “visto” la salvación; Ana, a pesar de su avanzada edad, cobró nuevas fuerzas y se puso a hablar a todos del Niño. Es una hermosa estampa: dos jóvenes padres y dos personas ancianas, reunidas por Jesús. ¡Realmente Jesús hace que generaciones diferentes se encuentren y se unan! Él es la fuente inagotable de ese amor que vence todo egoísmo, toda soledad, toda tristeza. En su camino familiar, ustedes comparten tantos momentos inolvidables: las comidas, el descanso, las tareas de la casa, la diversión, la oración, las excursiones y peregrinaciones, la solidaridad con los necesitados… Sin embargo, si falta el amor, falta la alegría, y el amor auténtico nos lo da Jesús: Él nos ofrece su Palabra, que ilumina nuestro camino; nos da el Pan de vida, que nos sostiene en las fatigas de cada día.
Queridas familias, su oración por el Sínodo de los Obispos será un precioso tesoro que enriquecerá a la Iglesia. Se lo agradezco, y les pido que recen también por mí, para que pueda servir al Pueblo de Dios en la verdad y en la caridad. Que la protección de la Bienaventurada Virgen María y de San José les acompañe siempre y les ayude a caminar unidos en el amor y en el servicio mutuo. Invoco de corazón sobre cada familia la bendición del Señor.
Vaticano, 2 de febrero de 2014
Fiesta de la Presentación del Señor

FRANCISCO

FRASE SOBRE LA FAMILIA DEL PADRE TOMÁS MORALES

"La familia es, cronológicamente, la primera realidad temporal. Las restantes estructuras profanas florecen a su sombra, viven de su savia. Anterior en el tiempo a todas, es manantial fecundo que las vivifica". 


Padre Tomás Morales

miércoles, 26 de febrero de 2014

EL PAPA A LOS NUEVOS CARDENALES: LA IGLESIA NECESITA VUESTRO VALOR PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO

Texto completo de la homilía del Santo Padre en el Consistorio para la creación de nuevos cardenales
Publicamos a continuación la homilía del Santo Padre en el Consistorio ordinario público para la creación de nuevos cardenales. Celebrada en la basílica de San Pedro y con la presencia del papa emérito, Benedicto XVI. 
También en este momento Jesús camina delante de nosotros. Él siempre está por delante de nosotros. Él nos precede y nos abre el camino... Y esta es nuestra confianza y nuestra alegría: ser discípulos suyos, estar con É́l, caminar tras É́l, seguirlo...
Cuando con los cardenales hemos concelebrado juntos la primera Misa en la Capilla Sixtina, «caminar» ha sido la primera palabra que el Señor nos ha propuesto: caminar, y después construir y confesar.
Hoy vuelve esta palabra, pero como un acto, como una acción de Jesús que continúa: «Jesús caminaba...».Nos llama la atención esto en los evangelios: Jesús camina mucho e instruye a los suyos a lo largo del camino. Esto es importante. Jesús no ha venido a enseñar una filosofía, una ideología..., sino una «vía», una senda para recorrerla con él, y la senda se aprende haciéndola, caminando. Sí, queridos hermanos, esta es nuestra alegría: caminar con Jesús.

Pero esto no es fácil, no es cómodo, porque la vía escogida por Jesús es la vía de la cruz. Mientras van de camino, él habla a sus discípulos de lo que le sucederá en Jerusalén: anuncia su pasión, muerte y resurrección. Y ellos se quedan «sorprendidos» y «asustados». Sorprendidos, cierto, porque para ellos subir a Jerusalén significaba participar en el triunfo del Mesías, en su victoria, como se ve luego en la petición de Santiago y Juan; y asustados por lo que Jesús habría tenido que sufrir, y que también ellos corrían el riesgo de padecer.
A diferencia de los discípulos de entonces, nosotros sabemos que Jesús ha vencido, y no deberíamos tener miedo de la cruz, sino que, más bien, en la Cruz tenemos nuestra esperanza. No obstante, también nosotros somos humanos, pecadores, y estamos expuestos a la tentación de pensar según el modo de los hombres y no de Dios.
Y cuando se piensa de modo mundano, ¿cuál es la consecuencia? Dice el Evangelio  «Los otros diez se indignaron contra Santiago y Juan». Ellos se indignaron. Si prevalece la mentalidad del mundo, surgen las rivalidades, las envidias, los bandos...
Así, pues, esta palabra que hoy nos dirige el Señor es muy saludable. Nos purifica interiormente, proyecta luz en nuestra conciencia y nos ayuda a ponernos en plena sintonía con Jesús, y a hacerlo juntos, en el momento en que el Colegio de Cardenales se incrementa con el ingreso de nuevos miembros.
«Llamándolos Jesús a sí...». He aquí el otro gesto del Señor. Durante el camino, se da cuenta de que necesita hablar a los Doce, se para y los llama a sí. Hermanos, dejemos que el Señor Jesús nos llame a sí. Dejémonos convocar por él. Y escuchémosle con la alegría de acoger juntos su palabra, de dejarnos enseñar por ella y por el Espíritu Santo, para ser cada vez más un solo corazón y una sola alma en torno a él.
Y mientras estamos así, convocados, «llamados a sí» por nuestro único Maestro, también yo os digo lo que la Iglesia necesita: tiene necesidad de vosotros, de vuestra colaboración y, antes de nada, de vuestra comunión, comunión conmigo y entre vosotros. La Iglesia necesita vuestro valor para anunciar el evangelio en toda ocasión, oportuna e inoportunamente, y para dar testimonio de la verdad. La Iglesia necesita vuestras oraciones, para apacentar bien la grey de Cristo, la oración, no olvidemos, que, con el anuncio de la Palabra, es el primer deber del Obispo. La Iglesia necesita vuestra compasión sobre todo en estos momentos de dolor y sufrimiento en tantos países del mundo. Queremos expresar nuestra cercanía espiritual a las comunidades eclesiales y a todos los cristianos que sufren discriminación y persecución. Debemos luchar contra toda discriminación. La Iglesia necesita que recemos por ellos, para que sean fuertes en la fe y sepan responder el mal con bien. Y que esta oración se haga extensiva a todos los hombres y mujeres que padecen injusticia a causa de sus convicciones religiosas.
La Iglesia también necesita de nosotros para que seamos hombres de paz  construyamos la paz con nuestra obras, nuestros deseos, nuestras oraciones. Hacer la paz, artesanos de paz. Por ello imploramos la paz y la reconciliación para los pueblos que en estos tiempos sufren la prueba de la violencia, de la exclusión y de la guerra.

Gracias, queridos hermanos. Gracias. Caminemos juntos tras el Señor, y dejémonos convocar cada vez más por él, en medio del Pueblo fiel, al santo Pueblo fiel de Dios, a la Santa Madre Iglesia.

martes, 25 de febrero de 2014

FRASE SOBRE LA FAMILIA DE SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER

"Esta es tu tarea de ciudadano cristiano: contribuir a que el amor y la libertad de Cristo presidan todas las manifestaciones de la vida moderna: la cultura y la economía, el trabajo y el descanso, la vida de familia y la convivencia social". 
San Josemaría Escrivá de Balaguer

lunes, 24 de febrero de 2014

FRANCISCO: EL MILAGRO DE LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS HA COMENZADO

El pastor Tony Palmer graba con el teléfono móvil un videomensaje de Francisco para la Iglesia Pentecostal de EE.UU
Vivimos en esta sociedad en la que nos hemos acostumbrado a la comunicación rápida e inmediata que los teléfonos móviles nos permiten. Sentimos que las distancias se acortan enviando vídeos a la familia y amigos que están lejos. Y el mismo Papa ha querido hacerlo también con los 'hermanos pentecostales' al enviarles un saludo 'vía móvil' para hablarles del milagro de la unidad de los cristianos.
El obispo Tony Palmer - oficial eclesiástico internacional de la Comunión de las Iglesias Evangélicas Episcopalianas - ha sido el portador de este vídeo del obispo de Roma y que él mismo grabó durante una audiencia concedida el 14 de enero. E lvídeo lo hizo público el obispo Palmer durante el congreso en Texas y después fue subido a Youtube.
Publicamos a continuación una transcripción de las palabras del Santo Padre en el vídeo.
(En inglés) Queridos hermanos y hermanas, lo siento porque hablo en italiano, pero no hablo inglés. Pero no voy a hablar ni en inglés ni en italiano, sino con el "lenguaje del corazón".
(En italiano) (El lenguaje del corazón) es una lengua más sencilla y más auténtica. Y ese idioma del corazón tiene un lenguaje y una gramática especial. Y una gramática sencilla, dos reglas: Ama a Dios sobre todas las cosas y ama al otro porque es tu hermano y tu hermana. Y con estas dos cosas vamos adelante.
Yo estoy aquí con mi hermano, el obispo hermano Tony Palmer, somos amigos desde hace años y él me ha dicho de vuestro congreso, de vuestra reunión y con gusto envío un saludo. Un saludo alegre y nostálgico. Alegre porque a mí me alegra aquí, que estén reunidos para alabar a Jesucristo el único Señor y rezar al Padre y recibir el Espíritu, y porque se ve que el Señor trabaja en todo el mundo.

Nostálgico porque, sucede como en los barrios entre nosotros: en los barrios hay familias que se quieren y familias que no se quieren, familias que se unen y familias que se separan; y nosotros somos un poco, me permito la palabra, separados: separado porque los pecados nos han separado, nuestros pecados, los malentendidos, en la historia, una historia de largo recorrido de pecado comunitario, ¿pero quién tiene la culpa? Todos tenemos la culpa, todos somos pecadores. Solamente uno es justo: el Señor.
Yo tengo la esperanza de que esta separación termine y nos dé la comunión. Tengo la nostalgia de ese abrazo del que habla la Sagrada Escritura, cuando los hermanos de José hambrientos han ido a Egipto a comprar para poder comer. Pero iban a comprar, tenían dinero, pero no podían comer el dinero. Pero allí han encontrado algo más que la comida, han encontrado al hermano.
Todos nosotros tenemos 'dinero', el dinero de la cultura, el dinero de nuestra historia y tantas riquezas  culturas, religiones, de tradiciones diferentes. Pero debemos encontrarnos como hermanos y debemos llorar juntos como ha hecho José, ese llanto que une, el llanto del amor.
Hablo como hermano, así sencillamente, con alegría y nostalgia. Hagamos crecer la nostalgia porque esto nos empujará a encontrarnos, a abrazarnos y alabar a Jesucristo como único Señor de la historia. Les doy las gracias por escucharme, las gracias por dejarme hablar la lengua del corazón. Y pido un favor, que recen por mí, porque necesito vuestras oraciones. Yo rezaré por vosotros, ¿eh? lo haré. Pero yo necesito vuestras oraciones y rezar al Señor para que nos una a todos.

Y adelante, somos hermanos, nos damos espiritualmente este abrazo y dejamos que el Señor termine la obra que Él ha comenzado. Porque esto es un milagro, el milagro de la unidad ha comenzado. Dice un escritor famoso italiano, Manzoni,  dice esta frase en una novela, un hombre sencillo del pueblo, dice esta frase: "No he encontrado nunca que el Señor haya comenzado un milagro sin terminarlo bien". Él terminará bien este milagro de la unidad. Os pido que me bendigáis y yo os bendigo. De hermano a hermano. Un abrazo, gracias.

GEN VERDE 2014 JAEN

domingo, 23 de febrero de 2014

FRANCISCO EN STA. MARTA: PARA CONOCER A JESÚS NO BASTA ESTUDIARLE, HAY QUE SEGUIRLE

El Santo Padre en la homilía de este jueves reflexiona sobre la pregunta que Jesús hizo a sus discí­pulos: '¿quién decís que soy yo?'
A Jesús se le conoce siguiéndole antes que estudiándole. Así lo ha recordado el papa Francisco esta mañana en la homilía de la misa celebrada en la Casa Santa Marta. El Santo Padre ha explicado que cada día Cristo nos pregunta "quién" es Él para nosotros, pero la respuesta es posible darla viviendo como sus discípulos.
Más que una vida de estudioso, es una vida de discípulo la que permite al cristiano conocer realmente quién es Jesús para él. Un camino sobre las huellas del Maestro, donde pueden entrelazarse testimonios claros y también traiciones, caídas y nuevos impulsos, pero no solo una actitud de tipo intelectual. Para explicarlo, el papa Francisco toma como modelo a Pedro, que el Evangelio del día retrata contemporáneamente en la forma de testigo "valiente" - el que a la pregunta de Jesús a los apóstoles: "¿quién decís vosotros que soy yo?", afirma: "Tú eres el Cristo" - e inmediatamente después considera que debe de reprochar a Jesús que acaba de anunciar que tiene que sufrir y morir, para después resucitar. El Papa ha señalado que muchas veces "Jesús se dirige a nosotros y nos pregunta: 'Pero para ti ¿quién soy yo?'" obteniendo "la misma respuesta de Pedro, la que hemos aprendido en el catecismo". Pero  no es suficiente. Francisco ha indicado que "parece que para responder a esa pregunta que todos nosotros sentimos en el corazón - '¿quién es Jesús para nosotros?' - no es suficiente lo que nosotros hemos aprendido, estudiado en el catecismo, que es importante estudiarlo y conocerlo, pero no es suficiente. Para conocer a Jesús es necesario hacer el camino que ha hecho Pedro: después de esta humillación, Pedro ha ido con Jesús adelante, ha visto los milagros que Jesús hacía, ha visto su poder, después ha pagado los impuestos, como le había dicho Jesús, ha pescado un pez, quitado una moneda, ha visto muchos milagros como esos. Pero, a un cierto punto, Pedro ha renegado de Jesús, ha traicionado a Jesús, y ha aprendido esa ciencia tan difícil - más que ciencia, sabiduría - de las lágrimas, del llanto".
El Santo Padre ha continuado explicando que Pedro pide perdón a Jesús a pesar de todo, después de la Resurrección, se siente interrogado tres veces por Él en el Tiberiades, y probablemente en el reafirmar el amor total por su maestro llora y se avergüenza en el recordar sus tres negaciones.
Así Francisco ha recordado que "esta primera pregunta - '¿quién soy yo para vosotros, para ti? - a Pedro, solamente se entiende a lo largo de una camino, después de un largo camino, un camino de gracia y de pecado, un camino de discípulo. Jesús, a Pedro y a sus apósteles, no ha dicho '¡Conóceme!' ha dicho '¡sígueme!' Y este seguir a Jesús nos hace conocer a Jesús. Seguir a Jesús con nuestras virtudes, también con nuestros pecados, pero seguir siempre a Jesús. No es un estudio de cosas que es necesario, sino una vida de discípulo".

El Papa ha insistido que es necesario "un encuentro cotidiano con el Señor, todos los días, con nuestras victorias y nuestras debilidades". Pero, ha añadido, es también "un camino que nosotros no podemos hacer solos". Y para ello es necesaria la intervención del Espíritu Santo. Francisco ha afirmado que "conocer a Jesús es un don del Padre, es Él que nos hace conocer a Jesús; es un trabajo del Espíritu Santo, que es un gran trabajador. No es un sindicalista, es un gran trabajador y trabaja en nosotros siempre. Hace este trabajo de explicar el misterio de Jesús y de darnos este sentido de Cristo. Miramos a Jesús, a Pedro, a los apóstoles y sentimos en nuestro corazón esta pregunta: '¿quién soy yo para ti?' Y como discípulos pedimos al Padre que nos dé el conocimiento de Cristo en el Espíritu Santo, que nos explique este misterio".

FRANCISCO EN LA AUDIENCIA: '¿CUÁNDO ES LA ÚLTIMA VEZ QUE TE HAS CONFESADO?'

El Santo Padre hace un llamamiento por la paz en Ucrania. En la catequesis sobre el sacramento de la Reconciliación recuerda que Dios hace fiesta cada vez que pedimos perdón y que la confesión es un don del Espíritu Santo
Francisco ha hecho un llamamiento en la audiencia de esta mañana para el cese de la violencia que estos días está sufriendo Ucrania. "Con preocupación sigo lo que está sucediendo estos días en Kiev. Aseguro mi cercanía al pueblo ucraniano y rezo por las víctimas de la violencia, por sus familiares y por los heridos. Invito a todas las partes a cesar toda acción violenta y a buscar la concordia y la paz del país". Con estas palabras el Santo Padre ha transmitido su preocupación por el conflicto y las dificultades que se están viviendo desde que a mediados de noviembre comenzaron las protestas ciudadanas tras la decisión del Gobierno de no firmar el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea. El día de ayer fue especialmente trágico tras un enfrentamiento entre manifestantes y agentes que dejó un balance de 25 muertos y cientos de heridos.

Durante los 20 minutos de recorrido por la plaza previo a la audiencia, Francisco ha saludado y bendecido a los peregrinos venidos de todo el mundo, más de 20.000; con una atención especial, como ya es habitual, a los más pequeños. El fuerte viento que soplaba hoy en la Plaza, no ha impedido que el entusiasmo, los cánticos de 'viva el Papa', y las muestras de cariño, decayeran durante esos minutos de encuentro entre el Pontífice y los fieles. Un viento que, por otro lado, sí ha provocado que parte de la audiencia Francisco estuviera sin solideo.
En la audiencia de esta mañana, el Santo Padre ha continuado la serie de catequesis sobre los sacramentos y hoy ha sido el momento de la confesión. En el resumen de la catequesis que Francisco hace en español ha dicho a los presentes: "La catequesis de hoy está centrada en el sacramento de la Reconciliación. Este sacramento brota directamente del Misterio Pascual. Jesús Resucitado se apareció a sus apóstoles y les dijo: 'Reciban el Espíritu Santo, a quienes perdonen los pecados, quedarán perdonados'. Así pues, el perdón de los pecados no es fruto de nuestro esfuerzo personal, sino es un regalo, un don del Espíritu Santo que nos purifica con la misericordia y la gracia del Padre.
La Confesión, que se realiza de forma personal y privada, no debe hacernos olvidar su carácter eclesial. En la comunidad cristiana es donde se hace presente el Espíritu Santo, que renueva los corazones en el amor de Dios y une a todos los hermanos en un solo corazón, en Jesucristo. Por eso, no basta pedir perdón al Señor interiormente; es necesario confesar con humildad los propios pecados ante el sacerdote, que es nuestro hermano y representa a Dios y a la Iglesia. Nos puede hacer bien pensar hoy a cada uno, ¿cuánto tiempo hace que no me confieso? Cada uno responde, le puede hacer bien.
El ministerio de la Reconciliación es un auténtico tesoro, que en ocasiones corremos el peligro de olvidar, por pereza o por vergüenza, pero sobre todo por haber perdido el sentido del pecado, que en el fondo es la pérdida del sentido de Dios. Cuando nos dejamos reconciliar por Jesús encontramos una paz verdadera".
A continuación ha saludado a los peregrinos de lengua española, "en particular a los participantes en el Curso Internacional de Animación Misionera, así como a los grupos provenientes de España, México, Argentina y otros países latinoamericanos. Invito a todos a acercarse con frecuencia al sacramento de la Penitencia, a confesarse y recibir así el abrazo de la infinita misericordia del Padre, que nos está esperando, para darnos un fuerte abrazo".
Al finalizar el resumen de la catequesis y los saludos en todas las lenguas, el Santo Padre ha saludo también a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. "La Virgen María os ayude a vosotros, queridos jóvenes a comprender cada vez más el valor del sacrificio, en vuestra formación humana y cristiana; os sostenga a vosotros, queridos enfermos, en el afrontar el dolor y la enfermedad con serenidad y fortaleza; y os guíe a vosotros, queridos recién casados, a construir vuestra familia sobre las bases sólidas de la fidelidad a la voluntad de Dios".

Esta mañana, el Santo Padre se ha reunido con 19 presos - acompañados por dos capellanes, dos religiosas y magistrados de supervisión - de las cárceles de Pisa y Pianosa en Santa Marta. El encuentro, que no estaba programado, ha durado tres cuartos de hora en los que Francisco ha saludado y bendecido uno a uno a los detenidos.

Este grupo de presos participa en un recorrido espiritual y por ello los respectivos capellanes les han acompañado hoy a la audiencia general en peregrinación a Roma. Por la mañana han celebrado misa en las Grutas vaticanas y en torno a las 9 de la mañana el Papa, informado de su presencia, ha decidido reunirse con ellos en privado antes de la audiencia general."Un encuentro bellísimo, conmovedor. El Papa ha querido saludarles y bendecirles uno a uno, les ha animado mucho, su signo ha sido de gran paternidad espiritual en lo relacionado con personas que están profundamente comprometidas en un recorrido espiritual", ha dicho monseñor Baldisseri, secretario del sínodo de los obispos; según ha publicado el diario italiano Avvenire.

FRASE SOBRE LA FAMILIA DE S. BIFFI

"¿De qué sirve brindar a los hijos todos los caprichos, si no les brindamos una verdadera familia?" 


S. Biffi

sábado, 22 de febrero de 2014

QUINTO DOMINGO DE CUARESMA

LA CUARESMA EN FAMILIA
QUINTO DOMINGO DE CUARESMA
“Amar a Jesús en cada uno

En el quinto domingo nos encaminamos decididos hacia la Pascua, y nuestro camino cuaresmal nos va  ir acercando al que es el gran misterio de nuestra fe: el encuentro con Cristo Resucitado. Y en nuestra reflexión sobre el amor como camino de la cuaresma, vemos que un paso más que nos pide Jesús en amarlo a Él en cada uno que nos encontremos: “Amar a Jesús en cada uno”.

Hay un párrafo bellísimo del Santo Padre, en su mensaje de Cuaresma, que va también en esta línea: “Cuando dejamos espacio al amor de Dios, nos hace semejantes a él, partícipes de su misma caridad. Abrirnos a su amor significa dejar que él viva en nosotros y nos lleve a amar con él, en él y como él; sólo entonces nuestra fe llega verdaderamente «a actuar por la caridad» y él mora en nosotros”.

Y que mejor manera de amar a Jesús en cada uno, especialmente en casa, que amar sirviendo, porque en la mayoría de los casos, el “dar la vida” que nos pide Jesús no se cumple derramando sangre, sino en la vida diaria, en muchos pequeños detalles, poniéndonos al servicios de los demás, que por algún motivo, pueden parecer inferiores a nosotros. Explica el Cardenal Vanthuan que a diferencia de los sinópticos, en la narración de la hora solemne de la última cena, el Evangelista Juan, no habla de la institución de la Eucaristía, sino que cuenta que Jesús lava los pies a sus discípulos “para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros”. Servir significa hacerse “eucaristía” para los demás, identificarse con ellos, compartir sus alegrías, sus dolores, aprender a pensar con su cabeza, a sentir con su corazón, a vivir en ellos: “caminar con sus mocasines” como dice el proverbio indio. El amor, es la primera evangelización.

“El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra” que bella lección de amor, de ser los primeros en amar, amando a todos, incluso a los enemigos, y forma mejor de hacerlo que "amar como Jesús". Probamos y después nos contamos como nos va


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Domingo de Ramos.

viernes, 21 de febrero de 2014

CUARTO DOMINGO DE CUARESMA

LA CUARESMA EN FAMILIA
CUARTO DOMINGO DE CUARESMA

Amar al enemigo


Para el cuarto domingo de cuaresma tenemos todo un reto, pues un distintivo muy especial del amor cristiano es el amor a los enemigos, incompresible a menudo para quien no cree. El amor a los enemigos es muy hermoso, pero difícil de entender. Jesús ha insistido mucho en este distintivo del amor cristiano, y sólo con esta disposición del corazón se puede hacer la paz verdadera en la tierra: "Si amáis a los que os aman..., si no saludáis más que a vuestros hermanos..., ¿no hacen eso mismo también los gentiles?... pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan"(Mt 5, 46-47.44). Son palabras de Jesús: “Amar al enemigo”.

Sigue el Cardenal Vanthuan en su libro “Testigos de Esperanza”. Jesús ama así porque es Amor (cf. 1 Jn 4, 16). El amor auténtico no razona, no mide, no levanta barreras, no calcula, no recuerda las ofensas y no pone condiciones.
Jesús actúas siempre por amor. Del hogar de la Trinidad él nos ha traído un amor grande, infinito, divino, un amor que llega -como dicen los Padres- a la locura y pone en crisis nuestras medidas humanas.
Y quién mejor como modelo de este amor que tiene que amar hasta al enemigo que el Padre de la Parábola del Hijo Pródigo.

El hijo viene a arreglar su situación familiar.

Con palabras de Chiara Lubich, hablando del amor al hermano, “quizás convenga que también nosotros arreglemos alguna situación, ya que seremos juzgados según juzguemos a los demás. De hecho somos nosotros los que damos a Dios la medida con la que Él nos medirá. ¿Acaso no le pedimos: “perdona nuestra ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden?”. Por tanto, ¡al enemigo! Solo si actuamos así podremos arreglar las desuniones, destruir las barreras y construir la comunidad. ¿Es difícil? ¿Es penoso? ¿Nos quita el sueño solo con pensarlo? Ánimo. No es el fin del mundo; un pequeño esfuerzo por nuestra parte y luego el 99 por 100 restante lo hace Dios”.

Entonces ¿Cómo vivir esta nueva semana? Ya nos vamos convirtiendo unos expertos en el arte de amar, la invitación es: “amar al enemigo”, quizás pensemos que en nuestra familia no tenemos enemigos, pero tenemos que estar atentos y no desaprovechar cualquier ocasión que se nos presente de ir a fondo en las relaciones, sobre todo con los que más nos cuestan, ya sea en casa, en el colegio, en el trabajo. Jesús nos invita a tener con el pecador el mismo amor que el Padre le tiene, nos llama a no juzgar con nuestra medida el amor que el Padre tiene a cualquier persona.




FRASE SOBRE LA FAMILIA DE CARL JUNG

jueves, 20 de febrero de 2014

TERCER DOMINGO DE CUARESMA

LA CUARESMA EN FAMILIA
TERCER DOMINGO DE CUARESMA
“Amar como a uno mismo, 
hasta hacerse uno con el otro”

Estamos llamados a la conversión, y amando es una manera de comenzar a convertirnos porque “creer en la caridad suscita la caridad”. Cuando Dios sale a nuestro encuentro y lo acogemos y experimentamos su amor, brota espontáneo decir: “Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él”, e intentar responder a su amor. Y la única respuesta es amar.
Estamos viviendo la cuaresma, queremos vivirla en familia, por eso la propuesta para este tercer domingo es: “Amar como a uno mismo”.
El Cardenal Vanthuan cuando describe como ama Jesús, para animarnos a hacer nosotros lo mismo: “Jesús es Dios, y su amor no puede ser sino infinito como Dios. No es un amor que da algo; se da a sí mismo: "Habiendo amado a los suyos..., los amó hasta el extremo" (Jn 13,1). "Nadie tiene mayor amor que quien da la vida por sus amigos"(Jn 15,13). Jesús lo ha dado todo, sin reserva: ha dado su vida en la cruz, y ha dado su cuerpo y su sangre en la Eucaristía. Esta es la medida con la que estamos llamados a amar también nosotros: dispuestos a dar la vida por los que trabajan con nosotros, dispuestos a dar la vida unos por otros”.

Afirma Chiara en otro momento: “ Sí, el amor verdadero ama al otro como a sí mismo. Y esto hay que tomarlo al pie de la letra: es necesario ver de verdad en el otro a otro yo y hacerle al otro lo que nos haríamos a nosotros mismos. El amor verdadero es el que sabe sufrir con quien sufre, gozar con quien goza, llevar la carga de los demás, el que, como dice S. Pablo, sabe hacerse uno con aquel a quien amamos. Es un amor, pues, no sólo de sentimiento o de palabra, sino de hechos concretos.

La llamada a la conversión que nos propone este domingo, puede, debe ser una ocasión para reavivar el amor al prójimo, que tiene muchas caras: cada uno de los que vivimos en casa, nuestros familiares, un vecino, una compañera de clase, un amigo… Entonces ¿para esta nueva semana de cuaresma? ya va costando menos trabajo amar a todos y estamos cogiendo carrerilla en esa de ser los primeros en amar, y hoy tenemos una nueva pista: “amar como a uno mismo, hasta hacerse uno con el otro”, y el amor nos dirá que hacer en cada caso y ensanchará poco a poco nuestro corazón a la medida de Jesús.


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