jueves, 28 de enero de 2016

EL HUMOR COMO MOTOR DE CAMBIO.

Nos ha llegado la convocatoria de esta interesante conferencia que dentro de la ESCUELA DE PADRES lleva a cabo el AMPA del Colegio de Ntra. Sra. de las Mercedes de Granada.

"EL HUMOR COMO MOTOR DE CAMBIO"
DR. D. LUIS GUTIERREZ ROJAS


Viernes 5 de febrero de 2016
19:00 horas
Salón de Actos del Colegio de Nuestra Señora de las Mercedes

Entrada libre hasta completar el aforo


FRASE DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA FAMILIA








FAMILIA, ESCUELA DE MISERICORDIA.


El Papa, en su discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede el lunes 11 de enero, dedicó un largo capítulo a la piedra angular de la sociedad, recordando su tarea fundamental en la promoción de lo divino y lo humano.

En la cima del pensamiento del Papa Francisco siempre está la familia, de la cual habló específicamente durante su discurso del 11 de enero, con motivo de las felicitaciones del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede. "Por desgracia - dijo el Santo Padre, citando un discurso suyo en Manila - sabemos cuántos desafíos tiene que afrontar la familia en este tiempo en el que está «amenazada por el creciente intento, por parte de algunos, de redefinir la institución misma del matrimonio, guiados por el relativismo, la cultura de lo efímero, la falta de apertura a la vida». Existe hoy en día - continuó haciendo alusión a lo que dijo en su viaje a Ecuador - un miedo generalizado a la estabilidad que la familia reclama y quienes pagan las consecuencias son sobre todo los más jóvenes, a menudo frágiles y desorientados, y los ancianos que terminan siendo olvidados y abandonados. Por el contrario, «de la fraternidad vivida en la familia, nace (...) la solidaridad en la sociedad», que nos lleva a ser unos responsables de los otros. Esto sólo es posible si en nuestras casas, así como en nuestra sociedad, no permitimos que se sedimenten el cansancio y los resentimientos, sino que damos paso al diálogo, que es el mejor antídoto contra el individualismo, tan extendido en la cultura de nuestro tiempo".


 
En Filadelfia, con ocasión del Encuentro Mundial de las Familias, así como durante el viaje a Sri Lanka y Filipinas, y con el reciente Sínodo de los Obispos, he recordado la importancia de la familia, que es la primera y más importante escuela de la misericordia, en la que se aprende a descubrir el rostro amoroso de Dios y en la que nuestra humanidad crece y se desarrolla. Por desgracia, sabemos cuántos desafíos tiene que afrontar la familia en este tiempo en el que está «amenazada por el creciente intento, por parte de algunos, de redefinir la institución misma del matrimonio, guiados por el relativismo, la cultura de lo efímero, la falta de apertura a la vida». Hoy existe un miedo generalizado a la estabilidad que la familia reclama y quienes pagan las consecuencias son sobre todo los más jóvenes, a menudo frágiles y desorientados, y los ancianos que terminan siendo olvidados y abandonados. Por el contrario, «de la fraternidad vivida en la familia, nace (...) la solidaridad en la sociedad», que nos lleva a ser unos responsables de los otros. Esto sólo es posible si en nuestras casas, así como en nuestra sociedad, no permitimos que se sedimenten el cansancio y los resentimientos, sino que damos paso al diálogo, que es el mejor antídoto contra el individualismo, tan extendido en la cultura de nuestro tiempo”.

CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO, AUDIENCIA GENERAL MIÉRCOLES 27 ENERO 2016.


“Estamos llamados a ser mediadores de misericordia”,

“Dios jamás retira su mirada del dolor humano”

 

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En la Sagrada Escritura, la misericordia de Dios está presente a lo largo de toda la historia del Pueblo de Israel.

Con su misericordia, el Señor acompaña el camino de los Patriarcas, a ellos les dona hijos no obstante su condición de esterilidad, los conduce por caminos de gracia y de reconciliación, como demuestra la historia de José y de sus hermanos (Cfr. Gen 37-50). Y pienso en tantos hermanos que están alejados dentro de una familia y no se hablan.

Pero este Año de la Misericordia es una buena ocasión para reencontrarse, abrazarse y perdonarse, ¡eh! Olvidar las cosas feas. Pero, como sabemos, en Egipto la vida para el pueblo se hace dura. Y es ahí cuando los Israelitas están por perecer, que el Señor interviene y realiza la salvación.

Se lee en el libro del Éxodo: «Pasó mucho tiempo y, mientras tanto, murió el rey de Egipto. Los israelitas, que gemían en la esclavitud, hicieron oír su clamor, y ese clamor llegó hasta Dios, desde el fondo de su esclavitud. Dios escuchó sus gemidos y se acordó de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob. Entonces dirigió su mirada hacia los israelitas y los tuvo en cuenta» (2,23-25). La misericordia no puede permanecer indiferente delante del sufrimiento de los oprimidos, del grito de quien padece la violencia, reducido a la esclavitud, condenado a muerte. Es una dolorosa realidad que aflige toda época, incluida la nuestra, y que muchas veces nos hace sentir impotentes, tentados a endurecer el corazón y pensar en otra cosa. Dios en cambio «no es indiferente» (Mensaje para la Jornada Mundial de la paz 2016, 1), no desvía jamás la mirada del dolor humano. El Dios de misericordia responde y cuida de los pobres, de aquellos que gritan su desesperación. Dios escucha e interviene para salvar, suscitando hombres capaces de oír el gemido del sufrimiento y de obrar en favor de los oprimidos.

Es así que comienza la historia de Moisés como mediador de liberación para el pueblo. Él afronta al Faraón para convencerlo en dejar salir a Israel; y luego guiará al pueblo, a través del Mar Rojo y el desierto, hacia la libertad. Moisés, que la misericordia divina ha salvado a penas nacido de la muerte en las aguas del Nilo, se hace mediador de aquella misma misericordia, permitiendo al pueblo nacer a la libertad salvado de las aguas del Mar Rojo. Y también nosotros en este Año de la Misericordia podemos hacer este trabajo de ser mediadores de misericordia con las obras de misericordia para acercarnos, para dar alivio, para hacer unidad. Tantas cosas buenas se pueden hacer.

La misericordia de Dios actúa siempre para salvar. Es todo lo contrario de las obras de aquellos que actúan siempre para matar: por ejemplo aquellos que hacen las guerras. El Señor, mediante su siervo Moisés, guía a Israel en el desierto como si fuera un hijo, lo educa en la fe y realiza la alianza con él, creando una relación de amor fuerte, como aquel del padre con el hijo y el del esposo con la esposa.

A tanto llega la misericordia divina. Dios propone una relación de amor particular, exclusiva, privilegiada. Cuando da instrucciones a Moisés a cerca de la alianza, dice: «Ahora, si escuchan mi voz y observan mi alianza, serán mi propiedad exclusiva entre todos los pueblos, porque toda la tierra me pertenece. Ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una nación que me está consagrada» (Ex 19,5-6).

Cierto, Dios posee ya toda la tierra porque lo ha creado; pero el pueblo se convierte para Él en una posesión diversa, especial: su personal “reserva de oro y plata” como aquella que el rey David afirmaba haber donado para la construcción del Templo.

Por lo tanto, esto nos hacemos para Dios acogiendo su alianza y dejándonos salvar por Él. La misericordia del Señor hace al hombre precioso, como una riqueza personal que le pertenece, que Él custodia y en la cual se complace.

Son estas las maravillas de la misericordia divina, que llega a pleno cumplimiento en el Señor Jesús, en aquella “nueva y eterna alianza” consumada con su sangre, que con el perdón destruye nuestro pecado y nos hace definitivamente hijos de Dios (Cfr. 1 Jn 3,1), joyas preciosas en las manos del Padre bueno y misericordioso. Y si nosotros somos hijos de Dios y tenemos la posibilidad de tener esta herencia – aquella de la bondad y de la misericordia – en relación con los demás, pidamos al Señor que en este Año de la Misericordia también nosotros hagamos cosas de misericordia; abramos nuestro corazón para llegar a todos con las obras de misericordia, la herencia misericordiosa que Dios Padre ha tenido con nosotros. Gracias. 

FUENTE ECCLESIA

martes, 26 de enero de 2016

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2016.


“Misericordia quiero y no sacrificio” (Mt 9,13).
Las obras de misericordia en el camino jubilar
 

1. María, icono de una Iglesia que evangeliza porque es evangelizada

En la Bula de convocación del Jubileo invité a que «la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios» (Misericordiae vultus, 17). Con la invitación a escuchar la Palabra de Dios y a participar en la iniciativa «24 horas para el Señor» quise hacer hincapié en la primacía de la escucha orante de la Palabra, especialmente de la palabra profética. La misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano está llamado a experimentar en primera persona ese anuncio. Por eso, en el tiempo de la Cuaresma enviaré a los Misioneros de la Misericordia, a fin de que sean para todos un signo concreto de la cercanía y del perdón de Dios.

María, después de haber acogido la Buena Noticia que le dirige el arcángel Gabriel, canta proféticamente en el Magnificat la misericordia con la que Dios la ha elegido. La Virgen de Nazaret, prometida con José, se convierte así en el icono perfecto de la Iglesia que evangeliza, porque fue y sigue siendo evangelizada por obra del Espíritu Santo, que hizo fecundo su vientre virginal. En la tradición profética, en su etimología, la misericordia está estrechamente vinculada, precisamente con las entrañas maternas (rahamim) y con una bondad generosa, fiel y compasiva (hesed) que se tiene en el seno de las relaciones conyugales y parentales.

2. La alianza de Dios con los hombres: una historia de misericordia

El misterio de la misericordia divina se revela a lo largo de la historia de la alianza entre Dios y su pueblo Israel. Dios, en efecto, se muestra siempre rico en misericordia, dispuesto a derramar en su pueblo, en cada circunstancia, una ternura y una compasión visceral, especialmente en los momentos más dramáticos, cuando la infidelidad rompe el vínculo del Pacto y es preciso ratificar la alianza de modo más estable en la justicia y la verdad. Aquí estamos frente a un auténtico drama de amor, en el cual Dios desempeña el papel de padre y de marido traicionado, mientras que Israel el de hijo/hija y el de esposa infiel. Son justamente las imágenes familiares —como en el caso de Oseas (cf. Os 1-2)— las que expresan hasta qué punto Dios desea unirse a su pueblo.

Este drama de amor alcanza su culmen en el Hijo hecho hombre. En él Dios derrama su ilimitada misericordia hasta tal punto que hace de él la «Misericordia encarnada» (Misericordiae vultus, 8). En efecto, como hombre, Jesús de Nazaret es hijo de Israel a todos los efectos. Y lo es hasta tal punto que encarna la escucha perfecta de Dios que el Shemà requiere a todo judío, y que todavía hoy es el corazón de la alianza de Dios con Israel: «Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás, pues, al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas» (Dt 6,4-5). El Hijo de Dios es el Esposo que hace cualquier cosa por ganarse el amor de su Esposa, con quien está unido con un amor incondicional, que se hace visible en las nupcias eternas con ella.

Es éste el corazón del kerygma apostólico, en el cual la misericordia divina ocupa un lugar central y fundamental. Es «la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado» (Exh. ap. Evangelii gaudium, 36), el primer anuncio que «siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis» (ibíd., 164). La Misericordia entonces «expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer» (Misericordiae vultus, 21), restableciendo de ese modo la relación con él. Y, en Jesús crucificado, Dios quiere alcanzar al pecador incluso en su lejanía más extrema, justamente allí donde se perdió y se alejó de Él. Y esto lo hace con la esperanza de poder así, finalmente, enternecer el corazón endurecido de su Esposa.

3. Las obras de misericordia

La misericordia de Dios transforma el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel, y lo hace a su vez capaz de misericordia. Es siempre un milagro el que la misericordia divina se irradie en la vida de cada uno de nosotros, impulsándonos a amar al prójimo y animándonos a vivir lo que la tradición de la Iglesia llama las obras de misericordia corporales y espirituales. Ellas nos recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo. Por eso, expresé mi deseo de que «el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina» (ibíd., 15). En el pobre, en efecto, la carne de Cristo «se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga... para que nosotros lo reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado» (ibíd.). Misterio inaudito y escandaloso la continuación en la historia del sufrimiento del Cordero Inocente, zarza ardiente de amor gratuito ante el cual, como Moisés, sólo podemos quitarnos las sandalias (cf. Ex 3,5); más aún cuando el pobre es el hermano o la hermana en Cristo que sufren a causa de su fe.

Ante este amor fuerte como la muerte (cf. Ct 8,6), el pobre más miserable es quien no acepta reconocerse como tal. Cree que es rico, pero en realidad es el más pobre de los pobres. Esto es así porque es esclavo del pecado, que lo empuja a utilizar la riqueza y el poder no para servir a Dios y a los demás, sino parar sofocar dentro de sí la íntima convicción de que tampoco él es más que un pobre mendigo. Y cuanto mayor es el poder y la riqueza a su disposición, tanto mayor puede llegar a ser este engañoso ofuscamiento. Llega hasta tal punto que ni siquiera ve al pobre Lázaro, que mendiga a la puerta de su casa (cf. Lc 16,20-21), y que es figura de Cristo que en los pobres mendiga nuestra conversión. Lázaro es la posibilidad de conversión que Dios nos ofrece y que quizá no vemos. Y este ofuscamiento va acompañado de un soberbio delirio de omnipotencia, en el cual resuena siniestramente el demoníaco «seréis como Dios» (Gn 3,5) que es la raíz de todo pecado. Ese delirio también puede asumir formas sociales y políticas, como han mostrado los totalitarismos del siglo XX, y como muestran hoy las ideologías del pensamiento único y de la tecnociencia, que pretenden hacer que Dios sea irrelevante y que el hombre se reduzca a una masa para utilizar. Y actualmente también pueden mostrarlo las estructuras de pecado vinculadas a un modelo falso de desarrollo, basado en la idolatría del dinero, como consecuencia del cual las personas y las sociedades más ricas se vuelven indiferentes al destino de los pobres, a quienes cierran sus puertas, negándose incluso a mirarlos.

La Cuaresma de este Año Jubilar, pues, es para todos un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a las obras de misericordia. Mediante las corporales tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados, mientras que las espirituales tocan más directamente nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar. Por tanto, nunca hay que separar las obras corporales de las espirituales. Precisamente tocando en el mísero la carne de Jesús crucificado el pecador podrá recibir como don la conciencia de que él mismo es un pobre mendigo. A través de este camino también los «soberbios», los «poderosos» y los «ricos», de los que habla el Magnificat, tienen la posibilidad de darse cuenta de que son inmerecidamente amados por Cristo crucificado, muerto y resucitado por ellos. Sólo en este amor está la respuesta a la sed de felicidad y de amor infinitos que el hombre —engañándose— cree poder colmar con los ídolos del saber, del poder y del poseer. Sin embargo, siempre queda el peligro de que, a causa de un cerrarse cada vez más herméticamente a Cristo, que en el pobre sigue llamando a la puerta de su corazón, los soberbios, los ricos y los poderosos acaben por condenarse a sí mismos a caer en el eterno abismo de soledad que es el infierno. He aquí, pues, que resuenan de nuevo para ellos, al igual que para todos nosotros, las lacerantes palabras de Abrahán: «Tienen a Moisés y los Profetas; que los escuchen» (Lc 16,29). Esta escucha activa nos preparará del mejor modo posible para celebrar la victoria definitiva sobre el pecado y sobre la muerte del Esposo ya resucitado, que desea purificar a su Esposa prometida, a la espera de su venida.

No perdamos este tiempo de Cuaresma favorable para la conversión. Lo pedimos por la intercesión materna de la Virgen María, que fue la primera que, frente a la grandeza de la misericordia divina que recibió gratuitamente, confesó su propia pequeñez (cf. Lc 1,48), reconociéndose como la humilde esclava del Señor (cf. Lc 1,38).

Vaticano, 4 de octubre de 2015
Fiesta de San Francisco de Assis

Francisco

CONOCER GRANADA EN FAMILIA. “DE LA GARNATA AL YAHUD AL REALEJO CRISTIANO: EL CARMEN DE LOS MARTIRES.

CONOCER GRANADA EN FAMILIA.
De la Garnata al Yahud al Realejo Cristiano:
El Carmen de los Mártires”.
31 de enero de 2016



Descripción del paseo: La ruta de este nuevo paseo en familia por Granada es el Realejo, al que en esta ocasión trataremos de acercarnos descubriéndolo como el Realejo cristiano, el barrio que la corona castellana convirtió prácticamente en un gran monasterio.
Comenzaremos delante de la Iglesia de San Matías, tratando de reencontrarnos con edificios ya desaparecidos como el Convento de San Francisco o la Iglesia de Santa Escolástica. Santo Domingo y la Santa Cruz, con su Cuarto Real. De las Comendadoras,  y las Clarisas de los Ángeles a las Dominicas de Santa Catalina. Haciendo un alto en San Cecilio para terminar nuestro paseo en el Carmen de los Mártires, con un recuerdo especial para San Juan de la Cruz.
Día: domingo 31 de enero de 2016.
Lugar y hora de salida: A las 10:15 horas. Saldremos a las diez y cuarto, de la Iglesia de San Matías, por lo que rogamos puntualidad.
Recomendaciones: Calzado cómodo (no solo porque tendremos que andar, sino por el tipo de piso).
Como siempre es bueno llevar algo para compartir.
Hay un tramo del paseo, desde la plaza del Realejo al Hotel Alhambra Palace, que por el piso y la pendiente puede que no sea accesible para todos, pero se puede subir en autobús al Alhambra Palace y allí se puede unir al grupo.
Itinerario: Más o menos será Iglesia de San Matías, Plaza de los Girones, Plaza de Santo Domingo, Plaza de los Campos, Calle de Santiago, Calle Molinos, Campo del Príncipe, Huerto de San Cecilio, Cuesta del Realejo, Alhambra Palace Carmen de los Mártires. (El itinerario es orientativo)
Contacto: Es conveniente saber aproximadamente el número de personas que nos podemos juntar, para organizarnos por lo que es conveniente confirmar la asistencia.

lunes, 25 de enero de 2016

SEMANA DE ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS. ACTIVIDADES EN GRANADA.


Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2016
"Destinados a proclamar las grandezas del Señor"
(CF. 1 PE 2.9)
18 al 25 de enero de 2016

Para ir al material pinchar aquí



Texto bíblico para el 2016 (1 Pedro 2, 9-10)


Pero ustedes son raza elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su posesión, destinado a proclamar las grandezas de quien los llamó de las tinieblas a su luz maravillosa. Ustedes que antes eran «no pueblo» son ahora pueblo de Dios; ustedes que no eran amados, son ahora objeto de su amor”.


ACTIVIDADES EN GRANADA


CELEBRACIONES ECUMÉNICAS
Día  18 Lunes 19,30.Parroquia Espíritu Santo Arciprestazgo de Cartuja        
Día  19 Martes 20,00 Seminario Mayor
Día 21 Jueves  20,30 Iglesia de S.Francisco .Antes a las 20,00 se celebra una Eucaristía
Día 22 Viernes 19,00 Iglesia Bautista Calle Angel Barrios frente a Parque García Lorca
Día 23 Sábado 19,00 Iglesia Evangélica Española .Callejón del Pretorio frente al parkin Escolapios
Día 25 Lunes 20,15 Parroquia de S .Emilio .Antes a las 19,30 se celebra una Eucaristía

CELEBRACIONES EUCARISTICAS
Aunque en todas las Eucaristías se pide esta semana por esa intención,  destacamos
Día 16 Sábado 19,00horas Parroquia S.Rafael
Día 17 Domingo 12,00 Parroquia Inmaculada Niña
Día 20 Miercoles 19,30 S .Agustín
Día 24 Domingo 13,00 Parroquia NªSra de las Angustias 

domingo, 24 de enero de 2016

OCTAVARIO DE ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS 2016. DIA OCTAVO.


Lunes 25 de enero de 2016

DÍA 8: Corazones que arden por la unidad

Lecturas.
Is 52, 7-9: “¡Qué grato es oír por los montes los pies del que trae buenas nuevas!”
Sal 30: “Convertiste mi llanto en danza”.
Col 1, 27-29: “Dándoles a conocer la gloria y la riqueza que este plan encie­rra para los paganos. Me refiero a Cristo, que vive en ustedes y es la esperanza de la gloria”.
Lc 24, 13-36: “Empezando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó cada uno de los pasajes de la Escritura que se re­ferían a él mismo”.


Diferentes Iglesias de Letonia han logrado trabajar juntas en la evangeliza­ción a través del curso Alfa que se desarrolló en la iglesia anglicana de la San­tísima Trinidad, en Brompton, Londres. Los cristianos que han llegado a la fe a través de este programa permanecen abiertos a aprender y a ser enriquecidos por los dones de otras comunidades cristianas. Esta experiencia inspiró las siguientes reflexiones.

Comentario
Los discípulos decepcionados que dejan Jerusalén camino de Emaús per­dieron su esperanza de que Jesús fuera el Mesías y se alejan de su comu­nidad. Es un viaje de separación y aislamiento.
Por el contrario, regresan a Jerusalén llenos de esperanza con una Buena Noticia en sus labios. Este mensaje de la resurrección los lleva de regreso al corazón de su comunidad y a una comunión de vida.
Con mucha frecuencia los cristianos intentan evangelizar con un espíri­tu competitivo; quieren llenar sus propias Iglesias. La ambición aplasta el deseo de que otros oigan el mensaje dador de vida del Evangelio. La evangelización auténtica, en cambio, es un viaje de Emaús a Jerusalén, un viaje del aislamiento a la unidad.

Preguntas
¿Cuáles son las decepciones que nos aíslan de los demás?
¿Cuáles son los dones (iniciativas, métodos y programas) que podemos recibir de otras comunidades cristianas?

Oración
Señor Jesús, hiciste que nuestros corazones ardieran dentro de nosotros y nos mandaste de regreso por el camino hacia nuestros hermanos y hermanas con el mensaje del Evangelio en nuestros labios. Ayúdanos a ver que la esperanza y la obediencia a tus mandamientos siempre conducen a una mayor unidad de tu pueblo. Amén.

sábado, 23 de enero de 2016

FRASE DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA FAMILIA


“Hoy, la familia es despreciada, es maltratada, y lo que se nos pide es reconocer lo bello, auténtico y bueno que es formar una familia, ser familia hoy; lo indispensable que es esto para la vida del mundo, para el futuro de la humanidad"


Papa Francisco


OCTAVARIO DE ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS 2016. DIA SEPTIMO.


Domingo 24 de enero de 2016

DÍA 7: Hospitalidad para orar

Lecturas.

Is 62, 6-7: “Sobre tus muros, Jerusalén, he apostado centinelas; ni de día ni de noche permanecen en silencio”.

Sal 100: “Aclama al Señor, tierra entera, sirvan al Señor con alegría”.

1Pe 4, 7b-10: “Sean, por tanto, juiciosos y sobrios, para que puedan dedicar­se a la oración”.

Jn 4, 4-14: “Esa agua se convertirá en su interior en un manantial capaz de dar vida eterna”.

La experiencia de orar juntos a lo largo de los días del Octavario por la Uni­dad de los Cristianos ha ayudado a los cristianos de la pequeña ciudad de Madona a juntarse en amistad. Un fruto especial de esto ha sido la apertura de una capilla de oración ecuménica en el centro de la ciudad, plenamente equipada con elementos de las tradiciones católica, luterana y ortodoxa. En ella los cristianos de Madona se unen en una oración continuada a lo largo de todo el día. Esta experiencia constituye el contexto de la siguiente reflexión.

Comentario

Mientras el pueblo de Dios esté dividido y los cristianos estén distan­ciados unos de otros, somos como Jesús en Samaría, extranjeros en una tierra extraña, sin seguridad, sin refrigerio y sin un lugar para descansar.

El pueblo de Israel anhelaba un lugar seguro en el que pudiera adorar al Señor. Isaías nos habla de las grandezas del Señor: apostó centinelas en las murallas de Jerusalén para que su pueblo le pudiera adorar con segu­ridad de día y de noche.

Durante la Semana de Oración nuestras Iglesias y nuestras capillas se vuelven lugares seguros, de descanso y de refrigerio para que las perso­nas puedan unirse en oración. El reto que surge de esta Semana es que podamos crear más espacios y tiempos protegidos de oración, ya que al orar juntos nos hacemos un solo pueblo.

Preguntas

¿Cómo podemos fomentar la mutua hospitalidad entre las parroquias y las congregaciones de nuestra localidad?

¿Hay algún lugar en nuestro vecindario en el que los cristianos de distin­tas tradiciones se puedan reunir para orar y, si no lo hay, qué podríamos hacer para que lo haya?

Oración

Señor Jesús, pediste a tus apóstoles que se mantuvieran despiertos y que ora­ran contigo. Que podamos ofrecer al mundo espacios y tiempos protegidos en los que encontrar refrigerio y paz, para que orando juntos con otros cristianos podamos llegar a conocerte más profundamente. Amén.

viernes, 22 de enero de 2016

OCTAVARIO DE ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS 2016. DIA SEXTO.


Sábado 23 de enero de 2016

DÍA 6: Escuchen lo que he soñado

Lecturas.

Gén 37, 5-8 “Escuchen lo que he soñado”.

Sal 126 “Creíamos estar soñando”.

Rom 12, 9-13 “Ámense de corazón unos a otros como hermanos y que cada uno aprecie a los otros más que a sí mismo”.

Jn 21, 25: “Ni en el mundo entero cabrían los libros que podrían escribirse”.

La división entre los cristianos duele. Las Iglesias sufren de su incapacidad para estar unidas como una familia alrededor de la Mesa del Señor; sufren de su rivalidad y de siglos de luchas. Una respuesta individual a esta desunión surgió en 2005 en la forma de un periódico ecuménico: Kas Mus Vieno? (¿Qué nos une?). La experiencia de hacer este periódico ha inspirado esta reflexión.

Comentario

José tiene un sueño, que es un mensaje de Dios. Sin embargo, cuando José comparte su sueño con sus hermanos, ellos reaccionan con rabia y violencia porque el sueño implica que tienen que postrarse ante él. Final­mente, la hambruna lleva a sus hermanos a Egipto y se postran ante José, pero contrariamente a lo que temían, esto, en vez de ser motivo de des­honra y humillación, es un acontecimiento de reconciliación y de gracia.

Jesús, como José, nos revela una visión, un mensaje, acerca de la vida en el reino de su Padre. Es una visión de unidad. Pero, como los hermanos de José, esa visión y lo que parece implicar nos produce malestar, enfado y miedo. Nos demanda que nos sometamos y postremos a la voluntad de Dios. Tememos esto porque tememos que podamos perder algo. Pero la visión no tiene que ver con ninguna pérdida. Al contrario, se refiere al reencuentro con hermanos y hermanas que habíamos perdido, con la reunificación de la familia.

Hemos escrito muchos documentos ecuménicos, pero la visión de la uni­dad cristiana no está encapsulada solo en declaraciones acordadas, por importantes que sean. La unidad que Dios desea para nosotros, la visión que nos propone, va mucho más allá de lo que podamos expresar con palabras o escribir en libros. Esta visión tiene que encarnarse en nuestras vidas, en nuestra oración y en nuestra misión que compartimos con nues­tros hermanos y hermanas. Por encima de todo, se hace realidad en el amor que mostramos los unos por los otros.

Preguntas

¿Qué significa poner nuestro propio sueño de la unidad de los cristianos a los pies de Cristo?

¿De qué manera la visión del Señor de la unidad llama hoy a las Iglesias a renovarse y a cambiar?

Oración

Padre celestial, danos humildad para oír tu voz, para escuchar tu llamada, para compartir tu sueño por la unidad de la Iglesia. Ayúdanos a estar despier­tos a la pena de la desunión. Donde la división ha hecho nuestros corazones de piedra, que el fuego de tu Espíritu Santo los inflame y nos inspire con la visión de ser uno en Cristo, como él es uno contigo, para que el mundo pueda creer que tú lo has enviado. Esto pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

jueves, 21 de enero de 2016

OCTAVARIO DE ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS 2016. DIA QUINTO.


Viernes 22 de enero de 2016

DÍA 5: La comunión de los apóstoles
Lecturas.
Is 56, 6-8: “Pues mi Templo es casa de oración, así lo llamarán todos los pueblos”.
Sal 24: “¿Quién podrá subir al monte del Señor?”
Hch 2, 37-42: “!Todos se mantenían constantes a la hora de escuchar la ense­ñanza de los apóstoles, de compartir lo que tenían, de partir el pan y de participar en la oración”.
Jn 13, 34-35: “Les doy un mandamiento nuevo: ámense unos a otros como yo les he amado”.

La comunión de los líderes cristianos conforma la expresión visible de la vida ecuménica en Letonia. Se reúnen regularmente en Gaizins, la colina más alta de Letonia, y en otros lugares, durante un tiempo de 40 horas para orar juntos y vivir la comunión alrededor de las comidas compartidas. Durante el tiempo de estas reuniones son sostenidos por la oración incesante y las celebraciones de los fieles. Estas reuniones renuevan a los líderes como compañeros de tra­bajo en Cristo. La experiencia del fundador de la Casa de Oración para todos los Pueblos de Letonia inspiró esta reflexión.

Comentario
El mandamiento de Jesús de amarnos unos a otros no es teórico. Nuestra comunión de amor de unos con otros se hace concreta cuando nos reu­nimos intencionadamente como discípulos de Cristo para compartir la comunión y la oración en la fuerza del Espíritu.
Cuanto más encuentran juntos a Cristo en la humildad y la paciencia los cristianos, especialmente los líderes, más disminuyen los prejuicios, más descubrimos a Cristo en el otro y más nos volvemos testigos auténticos del reino de Dios.
A veces el ecumenismo puede parecer complicado. Sin embargo, la co­munión alegre, la comida compartida y la oración y la alabanza común son los caminos de la sencillez apostólica. En estos obedecemos el man­damiento de amarnos unos a otros y proclamamos nuestro Amén a la oración de Jesús por la unidad.
Preguntas
¿Cuál es nuestra experiencia de encontrarnos unos a otros en Cristo a tra­vés de la comunión cristiana, la comida compartida y la oración común?
¿Cuáles son nuestras expectativas sobre los obispos y los líderes eclesiales en el camino hacia la unidad de la Iglesia? ¿Cómo podemos apoyarlos y animarlos?
Oración
Dios de nuestro Señor Jesucristo, Padre de la gloria, da a todos los cristianos, especialmente a los que tienen responsabilidad de gobierno en la Iglesia, el espíritu de sabiduría y de revelación, para que con los ojos de nuestros cora­zones podamos ver la esperanza a la que nos llamas: un solo cuerpo y un solo Espíritu, un Señor, una fe, un bautismo, un Dios que es Padre de todos, que todo lo domina, por medio de todos actúa y en todos vive. Amén.

miércoles, 20 de enero de 2016

TEXTO COMPLETO CATEQUESIS DEL PAPA FRACISCO. MIERCOLES 20 DE ENERO DE 2016.


AÑO DE LA MISERICORDIA.

SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS.


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hemos estuchado el texto bíblico que este año guía la reflexión en la Semana de Oración para la unidad de los cristianos, que se celebra del 18 al 25 de enero. Esta semana. Tal pasaje de la Primera Carta de san Pedro ha sido elegido por un grupo ecuménico de Letonia, encargado por el Consejo Ecuménico de las Iglesias y por el Consejo Pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos.

Al centro de la catedral luterana de Riga hay una fuente bautismal del siglo XII, el tiempo en que Letonia fue evangelizada por San Meinardo. Aquella fuente es un signo elocuente de un origen de la fe reconocida por todos los cristianos de Letonia, católicos, luteranos y ortodoxos. Tal origen es nuestro Bautismo común. El Concilio Vaticano II afirma que «el Bautismo constituye el vínculo sacramental de la unidad vigente entre todos aquellos que por medio de él han sido regenerados». La Primera Carta de Pedro está dirigida a la primera generación de los cristianos para hacerlos conscientes del don recibido con el Bautismo y de las exigencias que implica. También nosotros, en esta Semana de Oración, estamos invitados a redescubrir todo esto, y a hacerlo juntos, yendo más allá de nuestras divisiones.

En primer lugar, compartir el Bautismo significa que todos somos pecadores y tenemos necesidad de ser salvados, redimidos, liberados del mal. Es este el aspecto negativo, que la Primera Carta de Pedro llama «tinieblas» cuando dice: «[Dios] los ha llamado fuera de las tinieblas para conducirlos a su admirable luz». Esta es la experiencia de la muerte, que Cristo ha hecho propia, y que es simbolizada en el Bautismo al ser sumergidos en el agua, y a la cual sigue el resurgir, símbolo de la resurrección a la nueva vida en Cristo. Cuando nosotros cristianos decimos que compartimos un solo Bautismo, afirmamos que todos nosotros –católicos, protestantes y ortodoxos- compartimos la experiencia de estar llamados de las tinieblas feroces y alienantes al encuentro con el Dios vivo, pleno de misericordia. Todos de hecho, lamentablemente, tenemos experiencia del egoísmo, que genera división, cerrazón, desprecio. Volver a partir del Bautismo quiere decir reencontrar la fuente de la misericordia, fuente de esperanza para todos, porque ninguno está excluido de la misericordia de Dios, ninguno está excluido de la misericordia de Dios.

El compartir esta gracia crea un vínculo indisoluble entre nosotros los cristianos, así que, en virtud del Bautismo, podamos considerarnos todos realmente hermanos. Somos realmente pueblo santo de Dios, aunque si, a causa de nuestros pecados, no somos todavía un pueblo plenamente unido. La misericordia de Dios, que actúa en el Bautismo, es más fuerte de nuestras divisiones, es más fuerte. En la medida en que recibimos la gracia de la misericordia, nosotros nos transformamos siempre más plenamente en pueblo de Dios, y nos transformamos también en capaces de anunciar a todos sus obras maravillosas, precisamente a partir de un simple y fraterno testimonio de unidad. Nosotros cristianos podemos anunciar a todos la fuerza del Evangelio comprometiéndonos a compartir las obras de misericordia corporales y espirituales. Este es un testimonio concreto de unidad.

En conclusión, queridos hermanos y hermanas, todos nosotros cristianos, por la gracia del Bautismo, hemos obtenido misericordia de Dios y hemos sido recibidos en su pueblo. Todos, católicos, ortodoxos y protestantes, formamos un sacerdocio real y una nación santa. Esto significa que tenemos una misión común, que es aquella de transmitir la misericordia recibida a los otros, comenzando por los más pobres y abandonados. Durante esta Semana de Oración, rezamos para que todos nosotros discípulos de Cristo encontremos el modo de colaborar juntos para llevar la misericordia del Padre a cada parte de la tierra. Gracias.

TAMPOCO YO TE CONDENO.

Una muy antigua tradición interpretativa de este pasaje evangélico quiere que lo que Jesús escribía en el suelo, en silencio, eran los pecados de los acusadores. Pudiera ser. “El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Ahí es donde Jesús desenmascara la pasión por acusar, por condenar. La razón de ser de esa pasión es siempre el desviar la mirada del propio pecado (la de los demás, y a veces, también la propia). Cuanto mayor sea la ansiedad por condenar a los pecadores, más grande es el agujero que uno tiene necesidad de tapar. Quien desea realmente el bien no acusa, no condena. A quien desea el bien le duele el mal, sin duda (por eso no se puede usar esta reflexión para decir que todo da lo mismo, y justificar el relativismo ético), pero también sabe que el único remedio al mal es la misericordia, que todos necesitamos, y que todos necesitamos siempre. Hasta el punto de que no hay mayor mal, en la clave del Evangelio, en el sentir de Jesús, que el de quien cree que no necesita esa misericordia, porque “cumple” con todo, y cree que puede tratar con Dios en clave de “méritos”, en términos de mercado. Creerse que Dios está en deuda con uno, pasarle recibo a Dios, ésa es tal vez la blasfemia contra el Espíritu Santo, porque es cerrarle la puerta a la gracia. Y ésa es la única deuda que Dios tiene con el hombre, porque ha querido tenerla. Que Dios no entra si la puerta está cerrada, y el hombre no quiere. El misterio más grande de la creación se llama libertad.
Pero al menor resquicio, Dios se cuela, entra. Y entra para curar, para abrazar, para curar abrazando, para perdonar. Dios no es un fariseo. Dios es el único inocente, y el único que conoce el corazón humano, y por eso su juicio es de misericordia. Dios es Dios, y por eso su justicia es idéntica a su misericordia. Y ha sido más necesario que nos revelara su misericordia que su justicia, para que no pensáramos ni por asomo que Él es como nosotros, y que tiene las mismas pasiones. “Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él”. Si esos a quienes se les llena la boca diciendo a otros que están en pecado mortal tuvieran una sola gota de sangre cristiana, y les preocupara el mal del mundo un poco más que su propia vanidad, mirarían a Cristo. Mirarían a Cristo para aprender de Él, y para pedirle su gracia y su misericordia.
† Javier Martínez
Arzobispo de Granada
Para ir al original pinchar AQUÍ.

OCTAVARIO DE ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS 2016. DIA CUARTO.


Jueves 21 de enero de 2016
DÍA 4: Un pueblo sacerdotal destinado a proclamar el Evangelio

Lecturas.
Gén 17, 1-8: “Tu nombre de ahora en adelante será Abrahán porque yo te hago padre de una muchedumbre de pueblos”.
Sal 145, 8-12: “El Señor es clemente y compasivo, paciente y grande en el amor”.
Rom 10, 14-15: “¿Y cómo van a creer en él si no han oído su mensaje?”
Mt 13, 3-9: “Otra parte, en fin, cayó en tierra fértil, y dio fruto: unas espi­gas dieron grano al ciento; otras, al sesenta, y otras al treinta por uno”.


Estas reflexiones han sido inspiradas por los que realizan el programa cristia­no Vertikale del domingo por la mañana. El reto de mantener la voz cristiana en la televisión nacional de Letonia les ha enseñado que solamente cuando aprendemos a reconocer a los demás cristianos como hermanos y hermanas nos podemos atrever a llevar la Palabra de Dios al espacio público.

Comentario
En el mundo de hoy más que nunca antes, las palabras inundan nuestras casas no solo a partir de nuestras conversaciones, sino también de la televisión, de la radio y de las redes sociales. Estas palabras tienen capacidad de construir, pero también de destruir. Gran parte de este océano de palabras parece sin sentido, divierte más que alimenta.
Podríamos ahogarnos en este océano en el que no hay un sentido que encontrar. Pero hemos oído una Palabra de salvación, que nos ha sido tirada como un salvavidas. Nos llama a la comunión y nos empuja hacia la unidad con los demás que también la han oído. Antes éramos «no pue­blo», pero ahora somos «pueblo de Dios».
Más aún, somos un pueblo sacerdotal. Unidos a los demás que han oído su Palabra, nuestras palabras ya no son meras gotas perdidas en el océa­no. Tenemos una palabra poderosa que decir. Unidos la podemos decir con fuerza: Yeshua –Dios salva–.

Preguntas
¿Qué ambiciones personales, espíritu competitivo, falsas creencias acerca de los demás cristianos y resentimiento oscurecen nuestra proclamación del Evangelio?
¿Quién escucha una palabra dadora de vida de nosotros?

Oración
Señor Jesús, tú dijiste que todos sabrán que somos tus discípulos si hay amor entre nosotros. Fortalecidos por tu gracia, haz que podamos trabajar sin can­sarnos por la unidad visible de tu Iglesia, de modo que la Buena Noticia que estamos destinados a proclamar pueda ser vista en todas nuestras palabra y nuestras obras. Amén.

martes, 19 de enero de 2016

OCTAVARIO DE ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS 2016. DIA TERCERO.

Miércoles 20 de enero de 2016
DÍA 3: El testimonio de la comunión


Lecturas.
Jr 31, 10-13: “Subirán alborozados a Sion”.
Sal 122: “Pidan paz para Jerusalén, que tengan paz quienes te aman”.
1 Jn 4, 16b-21: “Quien dice: «Yo amo a Dios», pero al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso”.
Jn 17, 20-23: “Para que alcancen la unión perfecta y así el mundo reconozca que tú me has enviado”.

Desde hace más de una década Chemin Neuf, una comunidad católica inter­nacional con vocación ecuménica, ha estado presente en Letonia teniendo miembros tanto católicos como luteranos. Juntos experimentan la alegría que deriva de la comunión en Cristo, como también la pena de la desunión. Como signo de esta división, colocan una patena y un cáliz vacíos sobre el altar du­rante la oración de la tarde. Su experiencia ha inspirado esta reflexión.
Comentario
La división entre los cristianos es un obstáculo para la evangelización. El mundo no puede creer que somos discípulos de Cristo mientras nuestro amor mutuo no sea completo. Sentimos la pena de esta división cuando no podemos recibir juntos el cuerpo y la sangre de Cristo en la Eucaristía, el sacramento de la unidad.
La fuente de nuestra alegría es nuestra vida común en Cristo. Vivir nues­tra vida de comunión todos los días significa dar la bienvenida, amar, servir, orar y dar testimonio junto con cristianos de otras tradiciones. Esta es una perla de gran valor que nos ha sido dada por el Espíritu Santo.
La noche antes de su muerte, Jesús rezó por la unidad y el amor entre no­sotros. Hoy levantamos nuestras manos y oramos con Jesús por la unidad de los cristianos. Oramos por los obispos, ministros y miembros de todas las Iglesias. Oramos para que el Espíritu Santo nos conduzca a todos por el camino de la unidad.
Preguntas
¿Cómo consideramos a los cristianos de otras Iglesias? ¿Estamos dispues­tos a pedir perdón por los prejuicios que albergamos hacia ellos?
¿Qué puede hacer cada uno de nosotros para disminuir la división entre los cristianos?
Oración
Señor Jesús, que oraste para que todos podamos ser uno, te pedimos por la unidad de los cristianos según tu voluntad, según tus medios. Que tu Espíritu nos haga capaces de sentir el sufrimiento causado por la división, de ver nues­tros pecados y de esperar contra toda esperanza. Amén.
Para ir al original: Semana_oración_unidad_cristianos 2016_materiales (CEE).

PROYECTO RAQUEL GRANADA.

Laicos, sacerdotes y consagrados de Granada se preparan para ayudar a mujeres que arrastran la herida del aborto.


 Se trata del Proyecto Raquel, que ayuda también a personas implicadas en el aborto provocado, en una iniciativa que se lleva a cabo por primera vez en la Diócesis de Granada en el marco del Año de la Misericordia.

Nuestro Arzobispo, impulsor en la Diócesis de esta iniciativa con la Pastoral Familiar diocesana, también participó, junto a cerca de medio centenar de personas, en el curso de capacitación del Proyecto Raquel impartido en Granada este fin de semana pasado. Un Proyecto que se lleva a cabo a través de la Pastoral Familiar, que ya mostró su interés en su implantación desde que conocieron su existencia en el año 2009. 

Este fin de semana se celebró el curso capacitación del Proyecto Raquel en nuestra Diócesis, impartido por María José Mansilla y el padre Jesús Chavarría, Presidenta y Director espiritual, respectivamente, de Spei Mater, impulsora de este proyecto de ayuda y compañía a mujeres que llevan consigo la herida del aborto y de ayuda a personas implicadas en el drama del aborto provocado. Ambos explicaron a los cerca de 50 participantes en qué consiste el Proyecto Raquel, cómo, por qué se creó y qué objetivos persigue, entre otros contenidos. Spei Mater, impulsores de este Proyecto Raquel, es una asociación pública de fieles que pone a nuestra disposición varios programas a través de los cuales poder canalizar el deseo de responder a la llamada del "Evangelio de la Vida".

AÑO DE LA MISERICORDIA

El Proyecto Raquel es una de las iniciativas diocesanas propuestas por nuestro Arzobispo para este Año Santo de la Misericordia que estamos viviendo. En la sesión del viernes, los responsables del Proyecto explicaron qué es el Proyecto Raquel y lo enmarcaron en el Año de la Misericordia, señalando que las mujeres que han abortado deben aceptarse como hijas de Dios, sabiendo que el amor de Dios es incondicional, gracias a su Misericordia. En este sentido, el padre Jesús aseguró que “la fuerza del Proyecto Raquel está en Cristo”, y que es un proyecto que solo se explica desde el punto de vista de la Misericordia, con la ayuda de la Iglesia.

Asimismo, en esta sesión enumeraron los falsos mitos del aborto y proyectaron algunos vídeos de casos concretos. María José Mansilla explicó cómo surgió el Proyecto Raquel: “El Proyecto Raquel surge de la necesidad de una pastoral pro-vida católica y eclesial, que esta pastoral incluyera un ministerio de sanación y reconciliación post-aborto como una obligación de la Iglesia a la que el mismo Papa nos anima”, y posteriormente aclaró que la red final del Proyecto Raquel se constituye en la Diócesis, con la aprobación del Obispo, y que es la Iglesia la que atiende a estas personas, desde todas sus facetas y vocaciones, bien sean sacerdotes, religiosos o laicos.
Proyecto Raquel

El Proyecto Raquel es un programa que ofrece a las personas implicadas en un aborto provocado una atención individualizada a través de una red diocesana de sacerdotes, consejeros, psicólogos y psiquiatras.


El curso de capacitación, que se llevó a cabo en el Centro de Magisterio "La Inmaculada", es el primer paso necesario para la implantación del Proyecto Raquel en la Diócesis. En esta primera etapa, los candidatos a participar en el Proyecto conocen qué es el síndrome post aborto, que objetivos persigue el Proyecto Raquel y cuales son las fases para el proceso de sanación. En dicho curso participaron laicos -solteros y casados-, sacerdotes, religiosos, religiosas y personas consagradas.

Tras el curso de capacitación, las personas que han participado decidirán si desean implicarse en el Proyecto Raquel. En el caso de continuar en el Proyecto, se les ofrecerá más adelante unas sesiones de formación que durarán aproximadamente 7 meses.

Está previsto que se celebre otro curso de capacitación en nuestra Diócesis, para las personas que no hayan podido participar en éste y deseen hacerlo, cuyas fechas se comunicarán más adelante a través de la Pastoral diocesana de Familia. 

Durante el curso, nuestro Arzobispo Mons. Javier Martínez celebró la Eucaristía el sábado en la capilla del Centro de Magisterio "La Inmaculada", en la que dio gracias a Dios por la puesta en marcha por fin de este Proyecto Raquel sobre el que lleva tiempo la Diócesis queriendo implantarlo. Asimismo, Mons. Martínez atribuyó a la Providencia que la puesta en marcha de esta iniciativa diocesana haya coincidido con el Año de la Misericordia que estamos celebrando. En su homilía, Mons. Martínez subrayó la primacía de la gracia de Dios sobre cada una de nuestras pobres vidas y el amor de Dios como vocación a la que está llamada toda persona.