domingo, 17 de enero de 2016

OCTAVARIO DE ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS 2016. DIA PRIMERO.


Lunes 18 de enero de 2016

DÍA 1: Removió la piedra que cerraba la entrada

Lecturas.
Ez 37, 12-14. “Voy a abrir sus tumbas y a sacarlos de ellas, pueblo mío”.Sal 71, 18b-23. “Tu justicia, oh, Dios, llega hasta el cielo”.
Rom 8, 15-21. “Compartimos sus sufrimientos para compartir también su gloria”.
Mt 28, 1-10. “No está aquí, pues ha resucitado, tal como anunció”.
Comentario
Las reflexiones para este día han sido preparadas por el Centro Juvenil Católi­co de la archidiócesis de Riga y surgen de su experiencia de organizar un Vía Crucis ecuménico que se ha vuelto un acontecimiento anual de primer orden en la vida de Letonia. Esta experiencia invita a reflexionar sobre el significado de la pasión y de la resurrección en el contexto letón y sobre las grandezas del Señor que los bautizados estamos destinados a proclamar.
La historia soviética de Letonia continúa proyectando una sombra sobre la gente de esta nación. Todavía hay mucho dolor y sufrimiento; heridas que han sido infligidas que son muy difíciles de curar. Todo esto es como la gran piedra que cerraba la entrada del sepulcro de Jesús. Heridas como estas son las que nos mantienen prisioneros en nuestros sepulcros espirituales.
Sin embargo, si en nuestro sufrimiento, nuestro dolor se une al suyo, en­tonces la historia no termina aquí, cerrada en nuestros sepulcros. El te­rremoto de la resurrección del Señor es el acontecimiento que estremece la tierra y abre nuestras tumbas y nos libera de nuestro dolor y amargura, que nos mantienen aislados los unos de los otros.
Esta es la grandeza del Señor: su amor que estremece la tierra, que re­mueve las piedras, que nos libera, que nos llama a la luz de un nuevo día. Aquí, en este nuevo amanecer somos unidos de nuevo con nuestros hermanos y hermanas que eran prisioneros y también sufrían. Y, como María Magdalena, tenemos que ir «rápidamente» de este momento de alegría a anunciar a otros lo que el Señor ha hecho.
Preguntas
¿Cuáles son los acontecimientos y las situaciones en nuestras vidas y las circunstancias que hacen que nos encerremos en nuestra tumba de triste­za, de dolor, de preocupaciones, de ansiedad y de desesperanza?
¿Qué es lo que nos impide aceptar la promesa y la alegría de la resurrección de Cristo?
¿Qué dispuestos estamos a compartir la experiencia de Dios con los que encontramos?
Oración
Señor Jesucristo, desde el principio siempre nos has amado y nos has mostra­do la profundidad de tu amor al morir por nosotros en la cruz haciendo tuyos nuestros sufrimientos y heridas. En este momento queremos poner a los pies de tu cruz todos los obstáculos que nos separan de tu amor. Remueve la piedra que nos mantiene prisioneros. Despiértanos a la mañana de tu resurrección. Que allí podamos encontrarnos con los hermanos y hermanas de los que es­tamos separados. Amén.

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