Porque marchitará en
tus manos y no se hará semilla para otras primaveras.
Cuando aprisionas un
pájaro para ti, comienzas a perderlo.
Porque ya no cantará
para ti en el bosque ni criará otros pichones en su nido.
Cuando guardas tu
dinero comienzas a perderlo.
Porque el dinero no
vale por sí, sino por lo que con él se puede hacer.
Cuando no arriesgas tu
libertad para tenerla, comienzas a perderla.
Porque la libertad que
tienes se confirma cuando decides y eliges.
Cuando no dejas partir
a tu hijo hacia la vida, comienzas a perderlo.
Recuerda siempre: No
existe precio por la Libertad.
Pero si, una bellísima
recompensa para quien la utiliza con grandeza de alma.
Aprende en el camino
de la vida la paradójica lección de la experiencia:
“Siempre ganas lo que
dejas y pierdes lo que retienes.
DE LA RED.
No hay comentarios:
Publicar un comentario