Hoy hemos llegado al zenit de nuestra
XII SEMANA DIOCESANA DE LA FAMILIA, y tenemos que confesaros que nos cuesta
trabajo decidir qué día es el más bonito de la semana, el que más nos ilusiona;
y es difícil porque cada día Dios nos sorprende con un nuevo regalo, con una
nueva sorpresa. Y esta tarde nos hemos vuelto a admirar de cómo nos cuida, de
cómo está pendiente de nosotros, de su amor de predilección por cada uno de
nosotros.
Hoy era el turno de los
testimonios, en esta ocasión dedicados a la vida de la familia en la parroquia.
Decía Pablo VI que “el hombre contemporáneo escucha con más
agrado a los testigos que a los maestros”, y hace poco leímos en un
artículo del profesor O’Callaghan (de la Universidad Pontificia Santa Cruz de
Roma) que: “tal vez, podemos decir que el
testimonio es la mejor garantía de la autenticidad de la fe comunicada. La
presencia y la vida del testigo se convierte en una llamada a todo el hombre, a
sus facultades y sensibilidad. El testigo interpela al otro directamente,
integralmente, auténticamente. Se trata de una categoría antropológicamente
integral”.
Nosotros, desde nuestra realidad
de familia, de familias cristianas, tenemos un testigo fiel, de quién damos fe
en nuestra vida de familia: Cristo. Más que hablar de nosotros, solo podemos
hablar de lo que Cristo hace en nosotros. El nos hace testigos suyos y es lo
que esta tarde han compartido Teresa y Ricardo de la Parroquia de Inmaculada
Niña, Conchi y Aberto de la Parroquia de la Virgen de las Nieves, Teresa y
Antonio de San Emilio y Conchi, y Lourdes y Luis de la Parroquia de la
Visitación de Churriana de la Vega.
Esta tarde, en la Parroquia de
San Juan de Avila de Granada, ha sido un bello momento de encuentro para
compartir experiencias, frutos de la vida,
que en tantos momentos son comunes, y cualquiera de los asistentes podía
haber sido uno de los participantes; ha sido una bella oportunidad de construir
nuevas relaciones y de crecer en las que ya existían. La familia se ha
presentado como un horizonte común donde podemos intercambiar testimonios y reflexiones
a través del diálogo y la escucha. La impresión cuando nos despedíamos era la
de : “esto hay que contarlo”, “a esto hay que darle difusión”… ha sido como
abrir una ventana y dejar que el aire fresco entre, ponernos en las manos del
Espíritu Santo y dejar que Dios se recreara en medio nuestro.
La tarde ha respondido a la propuesta que nos habíamos hecho para hacer
juntos, como familias, en este camino de santidad que cada uno de nosotros nos
hemos propuesto hacer. Un estímulo a seguir trabajando por la familia, no solo
en nuestras parroquias o en nuestros grupos, sino en todos los ambientes: en el
trabajo, en la escuela, en el hospital, en la tienda...
Queremos ser optimistas, mirar
con esperanza el futuro, sabemos que exige por nuestra parte trabajo y
dedicación y nos jugamos mucho: ¡pues sin familia, no tendremos futuro, solo
nos quedará soledad, tristeza... todo será un puro negocio!
Para nosotros, la familia es mucho más, cómo decía Juan Pablo II en el aniversario de la Familiaris Consortio: “Familia, cree en lo que eres; cree en tu vocación a ser signo luminoso del amor de Dios” o como decía el Papa Benedicto, las familias tenemos que ser: “evangelios vivos que todos puedan leer”.
Os recordamos las actividades
para mañana martes 25 de marzo:
Jueves 27 de
marzo de 2014 a las 20:00 horas.
Conferencia:
“Los abuelos: un don para las familias”
D. Eduardo
Martínez López.
Centro Nuevo
Inicio. Plaza de Alonso Cano.
Por último, llamar la atención
sobre el programa del viernes, toda una tarde de fiesta en el Seminario de
Cartuja, contaremos con la participación del grupo Acquuaviva
del Juan XXIII del Zaidín que nos interpretaran algunas
canciones de su musical “Los miserables” y la participación del cantautor “Unai Quirós”, será una oportunidad que no
podemos dejar de aprovechar.
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