Mi niño no está formado,
porque nació antes de tiempo
su madre siempre a su
lado, para observarle su aliento
mi amor junto a su cuna,
protege su dulce sueño
eres, corazón de mi
corazón, eres, cuerpo de mi cuerpo
y te quiero como a mi
alma, como al Dios que llevamos dentro.
Cuando te tomo en mis
brazos, para llevarte a mí pecho
me siento el más suave
de los mantos, para volverte a mi seno
mi niño abre sus ojitos,
al despertar de su sueño
para buscar a su madre,
la madre que vela sus sueños
los ojitos de mi niño,
son, las mejores perlas de mi joyero
la boca de mi niño, es
para llenarme de besos
los bracitos de mi niño,
piden traerle a mi pecho
para sentir mi corazón,
al corazón que siempre lo llevará dentro.
¡Hijo mío, como te
quiero!
Hijo, cuando te llevo a
mi pecho, que satisfacción siento
con tus bracitos me
acaricias, con sus caricias, siento el cielo
los bracitos de mi niño,
son los ángeles del cielo
que Dios me los envía,
para sentirme, Procreadora de su universo.
Mi niño ya se
restableció, mi niño pasó este tiempo
con los cuidados de sus
padres, con los cuidados de sus abuelos
no existían incubadoras,
no había nada en aquel tiempo
solo los cuidados de sus
padres, solo los cuidados de sus abuelos
y la intervención de San
Esteban que sin llamarlo
se presentó al caer la
enciclopedia al suelo
solo Dios hace estas
cosas, solo Dios cuida a su pueblo.
¡Hijo mío, como te
quiero!
Texto: Juana Llech.
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