El cardenal vicario Vallini en el congreso diocesano:
"Revitalizar una pastoral orientada a las
familias"
Un "giro pastoral". Hecho de acogida, acompañamiento,
discernimiento e integración, especialmente con las personas marcadas "por
el amor herido y desorientado” de acuerdo con las indicaciones del Papa
Francisco. El cardenal Agostino Vallini, vicario de Roma, dirigió estas
palabras a los sacerdotes de la diócesis que el lunes, 19 de septiembre,
asistieron a la basílica de San Juan de Letrán para la jornada de clausura del
Congreso diocesano cuyo lema fue "La alegría del amor: el camino de las
familias en Roma" .
El cardenal, destacando las orientaciones pastorales, indicó un
claro objetivo: revitalizar "una pastoral específicamente orientada hacia
las familias", a la luz de Amoris laetitia del Papa Francisco, brújula
para el camino del nuevo año. Fortalecer el itinerario de preparación para el
matrimonio, ampliándolo a dos años a nivel de prefectura, y apoyar la educación
afectiva de los niños con educadores competentes y creíbles serían dos
ejemplos.
Pero son las personas marcadas por el ''amor herido" las que
constituyeron el corazón del discurso del cardenal a los sacerdotes: las
personas que han contraído matrimonio civil, las que conviven, los divorciados
casados de nuevo y ligados por un vínculo sacramental anterior. Para estos
últimos, el primer paso es un servicio de información para la verificación de
la validez del matrimonio: aquí se añade la novedad del "Tribunal en
salida", con el anuncio de la presencia de un servicio periódico del
Tribunal diocesano en las prefecturas para escuchar estas situaciones.
"Cuando el proceso del caso no es viable - subraya el vicario de Roma - es
necesario desarrollar una acción pastoral que ofrezca un largo acompañamiento,
en la línea del principio moral de la ’primacía de la persona sobre la ley’
".
Recordando la nota 351 de la Amoris laetitia, el cardenal señaló que:
"El Papa no dice que hay que admitir a los sacramentos, aunque no se
descarte en algunos casos y bajo ciertas condiciones". Lo que importa es
prestar atención "a las circunstancias de las personas individuales, a su
conciencia, sin comprometer la verdad y la prudencia que ayudarán a encontrar
el camino correcto", invitándoles a "participar de alguna manera en
la vida eclesial: no se trata de llegar necesariamente a los sacramentos -
aclara Vallini - sino de orientarlos para vivir formas de integración en la
vida eclesial ".
En lo que respecta a la educación afectiva de los jóvenes, "gran
desafío" que hay que afrontar, el cardenal subrayó la necesidad de
"repetir con fuerza que la persona humana no puede ser considerada como un
objeto de placer, sino que posee un valor en sí misma". Cara a
"relaciones afectivas distorsionas que a menudo dan lugar a trágicos actos
de violencia y a homicidios de mujeres en las familias", concluye el
cardenal, “los cristianos no pueden permanecer como espectadores inermes”.
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