martes, 4 de enero de 2011

SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS 2011

SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS 2011

“Eran asiduos a la enseñanza de los apóstoles y a la comunión fraterna, a la fracción del pan y a las oraciones.”

Constantemente recomendaba Juan Pablo II la necesidad de orar, oración que si es constante todo el año, en enero se hacer además con una intención particular: “orar por la unidad de los cristianos. Decía también en otra ocasión el Santo Padre Benedicto XVI como “en cierto sentido, la Semana de oración se remonta hasta la víspera de la pasión y muerte de Jesús, cuando oró por sus discípulos ‘Que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado’ (Jn 17, 21). La unidad de los cristianos es un don de lo alto, que nace de la comunión amorosa con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y tiende a ella”.

Las oraciones de 2011 para la Semana de oración por la unidad de los cristianos han sido preparadas por los cristianos de Jerusalén, que eligieron el tema de los Hechos 2,42: “Eran asiduos a la enseñanza de los apóstoles y a la comunión fraterna, a la fracción del pan y a las oraciones.”

Es una propuesta a reflexionar en los orígenes de la primera Iglesia de Jerusalén, a renovarnos y volver a ser como aquellos primeros cristianos, a reavivar la fe en Jesucristo; a vivir la Palabra, a hacerla vida que se pueda contar, hacer comunión de alma y de vida; nos invita a gozar de la presencia de Cristo en la Eucaristía, ha hacer de la Eucaristía el centro de nuestra vida en celebrar la Eucaristía -la “fracción del pan”-; con una oración constante.

Y hoy la Iglesia tiene más que nunca tiene que sentirse familia, y orar incansablemente para trabajar por cumplir el deseo de Jesús de que “todos seamos uno para que el mundo crea”. Nos sentimos como nunca cercanos a la Delegación Diocesana de Ecumenismo para vivir juntos en estos días para orar de manera especial, por la Unidad de los Cristianos.
Hacen falta testigos que griten unidos al mundo que solo en Cristo esta la felicidad, la realización personal y familiar.

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