sábado, 28 de febrero de 2015

MANIFESTACIÓN EN MADRID POR LA VIDA Y LA MATERNIDAD. 14 MARZO DE 2015.

“Cada vida importa: por la vida, la mujer y la maternidad”,
La plataforma “Cada vida importa”, compuesta por diferentes asociaciones pro-vida, entre las que se encuentran el Foro de la Familia y RedMadre, organiza una manifestación el 14 de marzo en Madrid en contra del aborto. “Dado que el Gobierno no ha atendido las reivindicaciones respecto a la derogación de la Ley del aborto formuladas el pasado 22 de noviembre por la sociedad civil española, y tras la ‘Proposición de Ley’ presentada por el Grupo Popular en el Congreso sobre esta materia, decenas de asociaciones civiles que no están dispuestas a dar por cerrado este debate, han convocado una manifestación el 14 de marzo de 2015, bajo el lema “Cada vida importa: por la vida, la mujer y la maternidad”, explican desde la plataforma.

La manifestación se iniciará el sábado 14 de marzo a las 12:00 horas en la calle Alcalá a la altura de la calle Sevilla para finalizar en la Puerta de Alcalá. Miles de personas participarán llegadas desde 45 provincias que ya han confirmado su participación.

Desde la Delegación Diocesana de Pastoral Familiar nos unimos a esta iniciativa a favor de la “VIDA Y LA MATERNIDAD”. Para participar desde Granada o para ampliar información se pude contactar con el Foro de la Familia en Granada a través del teléfono 677 726 887.

La expedición esta organizada para salir desde Neptuno-02, a las 05:45 del día 14 de marzo, el precio es 20 €.

jueves, 26 de febrero de 2015

XIII SEMANA DIOCESANA DE LA FAMILIA.


CENTRO NUEVO INICIO DE GRANADA.

PROGRAMACIÓN DE MARZO DE 2015

Jueves, 5 de marzo
Ciclo: Luz para las gentes de buena voluntad. En el 50º Aniversario de la Clausura del Concilio Vaticano II
Conferencia: “Lumen Gentium y Evangelii Gaudium: 'hermenéutica de la reforma' en el Concilio Vaticano II”
Rvdo. Sr. D. Antonio Jesús Pérez Martínez
Profesor del Instituto de Teología Lumen Gentium, Granada
Lugar: Salón de actos del Centro Cultural Nuevo Inicio, Plaza Alonso Cano, nº 1
Hora: 19’30 h.
Colabora: Instituto de Teología Lumen Gentium

Viernes, 6 de marzo
Presentación del cartel de Semana Santa del Grupo Joven de la Cofradía de Ntra. Sra. de las Angustias Coronada de Sta. María de la Alhambra, Granada, 2015
Concierto de “Marchas de Semana Santa” a cargo de la soprano Bárbara Arredondo y Banda de Música Corpus Christi de Santa Fe
Lugar: Salón de actos del Centro Cultural Nuevo Inicio y Claustro del Edificio de la Curia Metropolitana, Plaza Alonso Cano, nº 1
Hora: 20’00 h.

Lunes, 9 de marzo
XIII Semana Diocesana de la Familia
Conferencia: “Un Sínodo para la familia”
Ilmo. y Rvdmo. Sr. D. Carlos del Río Sánchez
Vicario General de la Diócesis de Granada para asuntos administrativos, jurídicos y sacramentales
Lugar: Salón de actos del Centro Cultural Nuevo Inicio, Plaza Alonso Cano, nº1
Hora: 19’00 h.
Organiza: Delegación Diocesana de Pastoral Familiar

Miércoles, 11 de marzo
XIII Semana Diocesana de la Familia
Mesa redonda: “Familias que muestren la mirada compasiva de Jesús sobre el matrimonio ante sus dificultades”
Lugar: Salón de actos del Centro Cultural Nuevo Inicio, Plaza Alonso Cano, nº1
Hora: 19’00 h.
Organiza: Delegación Diocesana de Pastoral Familiar

Domingo, 22 de marzV Ciclo Música y Tiempo Litúrgico
Concierto de Cuaresma
A cargo de: Schola Pueri Cantores de la Catedral de Granada Cuarteto vocal de Numen Ensemble
Lugar: S. I. Catedral de Granada
Hora: 19’30 h.

Miércoles, 25 de marzo
Aula de Formación de Cáritas “Por sus frutos los conoceréis”
Conferencia: “San Juan de Dios”
Fray Juan José Hernández, Orden Hospitalaria de San Juan de Dios de Granada
Lugar: Salón de actos del Centro Cultural Nuevo Inicio, Plaza Alonso Cano, nº 1
Hora: 18’00 h.
Organiza: Cáritas Diocesana de Granada

Viernes, 27 de marzo
Lectura dramatizada, con interludios musicales, de “Diálogos de Pasión” de José Luis Martín Descalzo
A cargo de: Coro Santa Cecilia de la Catedral de Granada
Lugar: Salón de actos del Centro Cultural Nuevo Inicio, Plaza Alonso Cano, nº 1

Hora: 20’00 h.

sábado, 21 de febrero de 2015

CONVERTIRNOS AL AMOR DE DIOS. CUARESMA 2015.

Estamos ya en plena cuaresma, y como familia nos gusta plantearnos cómo podemos vivirla, qué podemos hacer para que estos días sean de verdad un camino de conversión. Este es el argumento en nuestra parroquia, en nuestro grupo de matrimonios, es un propósito que nos hacemos tanto a nivel personal, como familiar y también a nivel comunitario.
Después de leer y meditar con el mensaje del Santo Padre para la Cuaresma, nos quedaba claro cual tiene que ser nuestra conversión en esta Cuaresma 2015: “Convertirnos al amor de Dios”. Para la familia, esta es una invitación a hacerlo juntos, a animarnos unos a otros, venciendo “la indiferencia desde la actitud de servicio”, que también a veces en la vida de familia puede tentarnos. Y todo porque tenemos al gran aliado entre nosotros, que desde el seno del Padre vino a morar entre nosotros, porque “la Encarnación del Hijo de Dios abrió definitivamente la puerta entre el cielo y la tierra, la indiferencia del hombre hacia su hermano, es un obstáculo que tapona esa puerta”.
Y cómo responder a tanto amor hacia nosotros, “una de las respuestas a Dios que nos ama inmensamente es el servicio a nuestros hermanos, un amor concreto al que está a nuestro lado” porque “el amor vence la indiferencia y nos anima a servir de forma concreta a nuestra familia”. Y así, junto a otras “familias que venciendo su indiferencia hacia los demás, sean islas de misericordia en el mar de la indiferencia, junto a otras familias”. “Propongámonos para esta cuaresma, como familia, tener un corazón “de carne” que no nos ayude a abrirnos a los demás, a ser familia de los demás, junto a otras familias”.

jueves, 19 de febrero de 2015

POR UNA ECONOMÍA DE LA VIDA



A diferencia de la economía consumista, basada en la cultura del tener, la Economía de Comunión es la economía del dar.
La Economía de Comunión (EdC) es un movimiento en el que participan empresarios, empresas, asociaciones e Instituciones económicas, así como trabajadores, directivos, consumidores, ahorradores, estudiosos, operadores económicos, pobres, ciudadanos y familias.
¿Qué objetivos persigue la EdC?
Vivir y difundir una nueva cultura económica y cívica, desde la infancia hasta la ancianidad, a la que Chiara Lubich llamó "cultura del dar".
Formar empresarios nuevos, que conciban y vivan su actividad empresarial como "vocación" de servicio al bien común y a los excluidos de cualquier latitud y contexto social compartiendo los beneficios que obtengan en sus empresas con tres finalidades:
Reducción de la miseria y la exclusión
Difusión de la cultura del dar y la comunión.
Desarrollar la empresa para crear puestos de trabajo
Luchar contra las distintas formas de indigencia con una doble inclusión: comunitaria y productiva (no es posible vencer la pobreza no elegida simplemente con dinero)
 Ahora en Granada te invitamos a conocer algo más sobre la EdC de manos de Luigino Bruni a quién Chiara Lubich confió el desarrollo de esta gran idea.



miércoles, 18 de febrero de 2015

VIDA DE FAMILIA: SIEMPRE TE AMAN.

Gibi y W Doble  de WALTER KOSTNER


MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2015.


«Fortalezcan sus corazones» (St 5,8)
Queridos hermanos y hermanas:
La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un «tiempo de gracia» (2 Co 6,2). Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: «Nosotros amemos a Dios porque él nos amó primero» (1 Jn 4,19). Él no es indiferente a nosotros. Está interesado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos. Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen... Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia: yo estoy relativamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien. Esta actitud egoísta, de indiferencia, ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos.
Cuando el pueblo de Dios se convierte a su amor, encuentra las respuestas a las preguntas que la historia le plantea continuamente. Uno de los desafíos más urgentes sobre los que quiero detenerme en este Mensaje es el de la globalización de la indiferencia.
La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación real también para los cristianos. Por eso, necesitamos oír en cada Cuaresma el grito de los profetas que levantan su voz y nos despiertan.
Dios no es indiferente al mundo, sino que lo ama hasta el punto de dar a su Hijo por la salvación de cada hombre. En la encarnación, en la vida terrena, en la muerte y resurrección del Hijo de Dios, se abre definitivamente la puerta entre Dios y el hombre, entre el cielo y la tierra. Y la Iglesia es como la mano que tiene abierta esta puerta mediante la proclamación de la Palabra, la celebración de los sacramentos, el testimonio de la fe que actúa por la caridad (cf. Ga 5,6). Sin embargo, el mundo tiende a cerrarse en sí mismo y a cerrar la puerta a través de la cual Dios entra en el mundo y el mundo en Él. Así, la mano, que es la Iglesia, nunca debe sorprenderse si es rechazada, aplastada o herida.
El pueblo de Dios, por tanto, tiene necesidad de renovación, para no ser indiferente y para no cerrarse en sí mismo. Querría proponerles tres pasajes para meditar acerca de esta renovación.

1. «Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1 Co 12,26)
La Iglesia
La caridad de Dios que rompe esa cerrazón mortal en sí mismos de la indiferencia, nos la ofrece la Iglesia con sus enseñanzas y, sobre todo, con su testimonio. Sin embargo, sólo se puede testimoniar lo que antes se ha experimentado. El cristiano es aquel que permite que Dios lo revista de su bondad y misericordia, que lo revista de Cristo, para llegar a ser como Él, siervo de Dios y de los hombres. Nos lo recuerda la liturgia del Jueves Santo con el rito del lavatorio de los pies. Pedro no quería que Jesús le lavase los pies, pero después entendió que Jesús no quería ser sólo un ejemplo de cómo debemos lavarnos los pies unos a otros. Este servicio sólo lo puede hacer quien antes se ha dejado lavar los pies por Cristo. Sólo éstos tienen “parte” con Él (Jn 13,8) y así pueden servir al hombre.
La Cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser como Él. Esto sucede cuando escuchamos la Palabra de Dios y cuando recibimos los sacramentos, en particular la Eucaristía. En ella nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo. En él no hay lugar para la indiferencia, que tan a menudo parece tener tanto poder en nuestros corazones. Quien es de Cristo pertenece a un solo cuerpo y en Él no se es indiferente hacia los demás. «Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro es honrado, todos se alegran con él» (1 Co 12,26).
La Iglesia es communio sanctorum porque en ella participan los santos, pero a su vez porque es comunión de cosas santas: el amor de Dios que se nos reveló en Cristo y todos sus dones. Entre éstos está también la respuesta de cuantos se dejan tocar por ese amor. En esta comunión de los santos y en esta participación en las cosas santas, nadie posee sólo para sí mismo, sino que lo que tiene es para todos. Y puesto que estamos unidos en Dios, podemos hacer algo también por quienes están lejos, por aquellos a quienes nunca podríamos llegar sólo con nuestras fuerzas, porque con ellos y por ellos rezamos a Dios para que todos nos abramos a su obra de salvación.

2. «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9)
Las parroquias y las comunidades
Lo que hemos dicho para la Iglesia universal es necesario traducirlo en la vida de las parroquias y comunidades. En estas realidades eclesiales ¿se tiene la experiencia de que formamos parte de un solo cuerpo? ¿Un cuerpo que recibe y comparte lo que Dios quiere donar? ¿Un cuerpo que conoce a sus miembros más débiles, pobres y pequeños, y se hace cargo de ellos? ¿O nos refugiamos en un amor universal que se compromete con los que están lejos en el mundo, pero olvida al Lázaro sentado delante de su propia puerta cerrada? (cf. Lc 16,19-31). Para recibir y hacer fructificar plenamente lo que Dios nos da es preciso superar los confines de la Iglesia visible en dos direcciones.
En primer lugar, uniéndonos a la Iglesia del cielo en la oración. Cuando la Iglesia terrenal ora, se instaura una comunión de servicio y de bien mutuos que llega ante Dios. Junto con los santos, que encontraron su plenitud en Dios, formamos parte de la comunión en la cual el amor vence la indiferencia. La Iglesia del cielo no es triunfante porque ha dado la espalda a los sufrimientos del mundo y goza en solitario. Los santos ya contemplan y gozan, gracias a que, con la muerte y la resurrección de Jesús, vencieron definitivamente la indiferencia, la dureza de corazón y el odio. Hasta que esta victoria del amor no inunde todo el mundo, los santos caminan con nosotros, todavía peregrinos. Santa Teresa de Lisieux, doctora de la Iglesia, escribía convencida de que la alegría en el cielo por la victoria del amor crucificado no es plena mientras haya un solo hombre en la tierra que sufra y gima: «Cuento mucho con no permanecer inactiva en el cielo, mi deseo es seguir trabajando para la Iglesia y para las almas» (Carta 254,14 julio 1897).
También nosotros participamos de los méritos y de la alegría de los santos, así como ellos participan de nuestra lucha y nuestro deseo de paz y reconciliación. Su alegría por la victoria de Cristo resucitado es para nosotros motivo de fuerza para superar tantas formas de indiferencia y de dureza de corazón.
Por otra parte, toda comunidad cristiana está llamada a cruzar el umbral que la pone en relación con la sociedad que la rodea, con los pobres y los alejados. La Iglesia por naturaleza es misionera, no debe quedarse replegada en sí misma, sino que es enviada a todos los hombres.
Esta misión es el testimonio paciente de Aquel que quiere llevar toda la realidad y cada hombre al Padre. La misión es lo que el amor no puede callar. La Iglesia sigue a Jesucristo por el camino que la lleva a cada hombre, hasta los confines de la tierra (cf. Hch 1,8). Así podemos ver en nuestro prójimo al hermano y a la hermana por quienes Cristo murió y resucitó. Lo que hemos recibido, lo hemos recibido también para ellos. E, igualmente, lo que estos hermanos poseen es un don para la Iglesia y para toda la humanidad.
Queridos hermanos y hermanas, cuánto deseo que los lugares en los que se manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia.
3. «Fortalezcan sus corazones» (St 5,8)
La persona creyente
También como individuos tenemos la tentación de la indiferencia. Estamos saturados de noticias e imágenes tremendas que nos narran el sufrimiento humano y, al mismo tiempo, sentimos toda nuestra incapacidad para intervenir. ¿Qué podemos hacer para no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de impotencia?
En primer lugar, podemos orar en la comunión de la Iglesia terrenal y celestial. No olvidemos la fuerza de la oración de tantas personas. La iniciativa 24 horas para el Señor, que deseo que se celebre en toda la Iglesia —también a nivel diocesano—, en los días 13 y 14 de marzo, es expresión de esta necesidad de la oración.
En segundo lugar, podemos ayudar con gestos de caridad, llegando tanto a las personas cercanas como a las lejanas, gracias a los numerosos organismos de caridad de la Iglesia. La Cuaresma es un tiempo propicio para mostrar interés por el otro, con un signo concreto, aunque sea pequeño, de nuestra participación en la misma humanidad.
Y, en tercer lugar, el sufrimiento del otro constituye una llamada a la conversión, porque la necesidad del hermano me recuerda la fragilidad de mi vida, mi dependencia de Dios y de los hermanos. Si pedimos humildemente la gracia de Dios y aceptamos los límites de nuestras posibilidades, confiaremos en las infinitas posibilidades que nos reserva el amor de Dios. Y podremos resistir a la tentación diabólica que nos hace creer que nosotros solos podemos salvar al mundo y a nosotros mismos.
Para superar la indiferencia y nuestras pretensiones de omnipotencia, quiero pedir a todos que este tiempo de Cuaresma se viva como un camino de formación del corazón, como dijo Benedicto XVI (Ct. enc. Deus caritas est, 31). Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro.
Por esto, queridos hermanos y hermanas, deseo orar con ustedes a Cristo en esta Cuaresma: “Fac cor nostrum secundum Cor tuum”: “Haz nuestro corazón semejante al tuyo” (Súplica de las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús). De ese modo tendremos un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la indiferencia.
Con este deseo, aseguro mi oración para que todo creyente y toda comunidad eclesial recorra provechosamente el itinerario cuaresmal, y les pido que recen por mí. Que el Señor los bendiga y la Virgen los guarde.
PAPA FRANCISCO

jueves, 12 de febrero de 2015

PRESENTACIÓN DE LA ECONOMÍA DE COMUNIÓN EN GRANADA.

Emprender según los principios de la economía civil y de comunión:
“Por una economía de la vida”, Profesor: Luigino Bruni
Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos.
Universidad de Granada.
19 de febrero de 2015, de 18:00 a 21:30.

TALLER DE FAMILIAS. GRANADA 2015.

SEGUNDA SESIÓN:
La comunicación en familia
 y con los hijos:
elementos para una comunicación eficaz

TALLER DE FAMILIAS:
Jesús García. Pedagogo y escritor.
Enero: “Educar en tiempos de crisis: un reto, una posibilidad, un camino”.
Febrero: “La comunicación en familia y con los hijos: elementos para una comunicación eficaz”.
Marzo: “La autoridad que nace del amor. Tener autoridad. SER autoridad”.
Abril: “Los conflictos con los hijos: ni vencedores ni vencidos”.

SEGUNDA SESIÓN:
Sábado 14 de febrero: “La comunicación en la familia y con los hijos: elementos para una comunicación eficaz”.
Salones de la Parroquia de Nuestra Señora de las Angustias. Granada.

Hora: a las 17:30 horas.

miércoles, 4 de febrero de 2015

EL PAPA: LA FAMILIA MÁS HERMOSA ES LA QUE SABE COMUNICAR LA RIQUEZA DE LAS RELACIONES

El Papa: la familia más hermosa es la que sabe comunicar la riqueza de las relaciones
En el mensaje de la 49ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el Santo Padre indica que la familia está viva si respira abriéndose más allá́ de sí misma.
FUENTE ZENIT.
Por Rocío Lancho García
La familia es el primer lugar donde aprendemos a comunicar. Y viendo que el tema de la familia está en el centro de una profunda reflexión eclesial y de un proceso sinodal, el santo padre Francisco ha elegido la familia como tema para la próxima Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. El Papa explica en su mensaje que en la familia la comunicación es “la capacidad de abrazarse, sostenerse, acompañarse, descifrar las miradas y los silencios, reír y llorar juntos, entre personas que no se han elegido y que, sin embargo, son tan importantes las unas para las otras”. Además, en el mensaje recuerda que “no luchamos para defender el pasado, sino que trabajamos con paciencia y confianza, en todos los ambientes en que vivimos cotidianamente, para construir el futuro”. La familia más hermosa, asegura el Papa, es la que sabe comunicar, partiendo del testimonio, la belleza y la riqueza de la relación entre hombre y mujer, y entre padres e hijos.
Haciendo referencia al episodio evangélico de la visita de María a Isabel, el Papa explica en el mensaje que este episodio “nos muestra ante todo la comunicación como un diálogo que se entrelaza con el lenguaje del cuerpo”. Exultar por la alegría del encuentro es, en cierto sentido, “el arquetipo y el símbolo de cualquier otra comunicación que aprendemos incluso antes de venir al mundo”, precisa Francisco. Asimismo, indica que el senomaterno, el encuentro entre dos seres a la vez tan íntimos y tan extraños “es un encuentro lleno de promesas, es nuestra primera experiencia de comunicación”.
A continuación habla del seno que es la familia. “Un seno hecho de personas diversas en relación”. Por eso el Santo Padre recuerda que la familia es el lugar donde se aprende a convivir en la diferencia, diferencias de géneros y de generaciones, que comunican antes que nada porque se acogen mutuamente, porque entre ellos existe un vínculo.” De este modo, el Pontífice explica en el mensaje que “nosotros no inventamos las palabras”, sino que “las podemos usar porque las hemos recibido”. Además, señala que “en la familia se percibe que otros nos han precedido, y nos han puesto en condiciones de existir y de poder, también nosotros, generar vida y hacer algo bueno y hermoso”.
Por otro lado, el Papa observa que la mayor parte de nosotros “ha aprendido en la familia la dimensión religiosa de la comunicación”, que en el cristianismo “está impregnada de amor, el amor de Dios que se nos da y que nosotros ofrecemos a los demás”.
La familia está viva, señala el Papa, “si respira abriéndose más allá de sí misma”. Las familias que hacen esto “pueden comunicar su mensaje de vida y de comunión, pueden dar consuelo y esperanza a las familias más heridas, y hacer crecer la Iglesia misma, que es familia de familias”, explica el Pontífice.
Por otro lado el Papa habla de los límites. Y así, afirma que “no existe la familia perfecta, pero no hay que tener miedo a la imperfección, a la fragilidad, ni siquiera a los conflictos; hay que aprender a afrontarlos de manera constructiva”. Al respecto, Francisco recuerda que “el perdón es una dinámica de comunicación”, y precisa: “una comunicación que se desgasta, se rompe y que, mediante el arrepentimiento expresado y acogido, se puede reanudar y acrecentar”. Un niño que aprende en la familia a escuchar será un constructor de diálogo y reconciliación en la sociedad, asegura.
También hace referencia en el mensaje a las familias con hijos afectados por una o más discapacidades. Y explica que “el déficit en el movimiento, los sentidos o el intelecto supone siempre una tentación de encerrarse; pero puede convertirse, gracias al amor de los padres, de los hermanos y de otras personas amigas, en un estímulo para abrirse, compartir, comunicar de modo inclusivo”.
Asimismo indica que la familia puede ser una escuela de comunicación como bendición. El único modo para romper la espiral del mal --explica Francisco-- es en realidad bendecir en lugar de maldecir, visitar en vez de rechazar, acoger en lugar de combatir.
Otro tema abordado en el mensaje son los medios de comunicación modernos. Al respecto el Papa advierte que pueden “tanto obstaculizar como ayudar a la comunicación en la familia y entre familias”. Por eso señala que “redescubriendo cotidianamente este centro vital que es el encuentro, este inicio vivo, sabremos orientar nuestra relación con las tecnologías, en lugar de ser guiados por ellas”.
El Santo Padre plantea un desafío: “volver a aprender a narrar, no simplemente a producir y consumir información”.
Como idea conclusiva, Francisco señala que la familia “no es un campo en el que se comunican opiniones, o un terreno en el que se combaten batallas ideológicas, sino un ambiente en el que se aprende a comunicar en la proximidad”. Al respecto, el Papa reflexiona sobre cómo los medios de comunicación tienden en ocasiones a presentar la familia como si fuera un modelo abstracto que hay que defender o atacar, “en lugar de una realidad concreta que se ha de vivir” o “como si fuera una ideología de uno contra la de algún otro, en lugar del espacio donde todos aprendemos lo que significa comunicar en el amor recibido y entregado”. De ahí, el Santo Padre señala que “narrar significa más bien comprender que nuestras vidas están entrelazadas en una trama unitaria, que las voces son múltiples y que cada una es insustituible”.
Leer el mensaje completo aquí

martes, 3 de febrero de 2015

CENTRO NUEVO INICIO DE GRANADA.


PROGRAMACION DE FEBRERO DE 2015


Jueves, 5 de febrero
Conferencia y Presentación del libro John Ford en Innisfree. La homérica historia de “El hombre tranquilo” (1933-1952), T&B Editores, 2014
Arturo Segura Fernández
Autor del libro y Profesor de Historia del cine
Lugar: Salón de actos del Centro Cultural Nuevo Inicio, Plaza Alonso Cano, nº 1
Hora: 19’30 h.

Martes, 10 de febrero
Conferencia: “¿Es posible que el hombre muera dos veces?” Reflexiones y dudas razonables sobre la declaración legal de muerte encefálica
Sr. D. Alberto Rojas Osorio
Médico cirujano, Máster en Fisiopatología y en Bioética
Lugar: Salón de actos del Centro Cultural Nuevo Inicio, Plaza Alonso Cano, nº 1
Hora: 19’30 h.
Organiza: Instituto de Filosofía Edith Stein-International Academy of Philosophy, Granada

Jueves, 19 de febrero
Ciclo: Luz para las gentes de buena voluntad. En el 50º Aniversario de la Clausura del Concilio Vaticano II
Conferencia: “Sequela Christi  y teología en la preparación del Concilio”
P. Ricardo Aldana Valenzuela
Profesor del Instituto de Teología Lumen Gentium, Granada
Lugar: Salón de actos del Centro Cultural Nuevo Inicio, Plaza Alonso Cano, nº 1
Hora: 19’30 h.
Colabora: Instituto de Teología Lumen Gentium

Miércoles, 25 de febrero
Aula de Formación de Cáritas “Por sus frutos los conoceréis”
Conferencia: “San Francisco de Asís”
P. Severino Calderón, Rector de la Iglesia de San Francisco de Granada
Lugar: Salón de actos del Centro Cultural Nuevo Inicio, Plaza Alonso Cano, nº 1
Hora: 18’00 h.

Organiza: Cáritas Diocesana de Granada

domingo, 1 de febrero de 2015

PALABRA DE VIDA DE FEBRERO DE 2015.

«Por eso, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios» (Rm 15, 7).
Queriendo ir a Roma y, desde allí, proseguir hacia España, el apóstol Pablo manda primero una carta suya a las comunidades cristianas presentes en aquella ciudad. En estas, que pronto testimoniarán con innumerables mártires su sincera y profunda adhesión al Evangelio, no faltan, como en otros lugares, tensiones, incomprensiones y hasta rivalidades. En efecto, los cristianos de Roma son de diversa extracción social, cultural y religiosa. Los hay que proceden del judaísmo, del mundo helénico y de la antigua religión romana, tal vez del estoicismo o de otras corrientes filosóficas, cada una con sus propias tradiciones de pensamiento y convicciones éticas. A algunos se los llama débiles porque tienen usanzas alimentarias peculiares -son vegetarianos, por ejemplo- o se atienen a calendarios que señalan días especiales de ayuno; a otros se los llama fuertes porque, libres de estos condicionamientos, no están sujetos a tabúes alimentarios o a rituales especiales. A todos les dirige Pablo una invitación apremiante:
«Por eso, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios».
En esa misma carta ya antes había entrado en el tema dirigiéndose primero a los fuertes para invitarlos a acoger a los débiles «sin discutir sus razonamientos»; y luego a los débiles para que acojan a su vez a los fuertes «sin juzgarlos, pues Dios los ha acogido».
Pablo está convencido de que cada cual, aun en la diversidad de criterios y usanzas, actúa por amor al Señor. Por ello no hay motivo para juzgar a quien piensa distinto, y menos aún de escandalizarlo actuando con arrogancia y con sentido de superioridad. Lo que hay que tener más bien en el punto de mira es el bien de todos, la «edificación mutua», o sea, el construir la comunidad, su unidad (cf. 14, 1-23).
También en este caso, se trata de aplicar la gran norma del vivir cristiano que Pablo había recordado poco antes en su carta: «la plenitud de la ley es el amor» (13, 10). Al dejar de comportarse «conforme al amor» (14, 15), se había debilitado en los cristianos de Roma el espíritu de fraternidad que debe mover a los miembros de toda comunidad.
El apóstol propone como modelo de acogida mutua a Jesús cuando, en su muerte, en lugar de «buscar su propio agrado», cargó con nuestras debilidades (cf. 15, 1-3). Desde lo alto de la cruz atrajo a todos a sí y acogió tanto al judío Juan como al centurión romano, tanto a María Magdalena como al malhechor crucificado junto a él.
«Por eso, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios».
También en nuestras comunidades cristianas, aunque todos somos «amados de Dios, llamados santos» (1, 7), se dan, igual que en las de Roma, desacuerdos y choques entre diferentes modos de ver y culturas en muchos casos distantes unas de otras. A menudo se contraponen los tradicionalistas y los innovadores -usando un lenguaje quizá un poco simplista pero fácilmente comprensible-, personas más abiertas y otras más cerradas, interesadas en un cristianismo más social o más espiritual; diversidades que son alimentadas por convicciones políticas y extracciones sociales diferentes. El fenómeno migratorio actual añade a nuestras asambleas litúrgicas y a los distintos grupos eclesiales más elementos de diversificación cultural y de procedencia geográfica.
La misma dinámica puede surgir en las relaciones entre cristianos de Iglesias distintas, pero también en la familia, en el ámbito laboral o en el político.
Entonces se insinúa la tentación de juzgar a quien no piensa como nosotros, o de consideramos superiores, en una estéril confrontación y exclusión recíproca.
El modelo que Pablo propone no es la uniformidad que despersonaliza, sino la comunión entre diversos que enriquece. No es casual que dos capítulos antes, en la misma carta, hable de la unidad del cuerpo y de la diversidad de sus miembros, así como de la variedad de carismas que enriquecen y animan la comunidad (cf. 12, 3-13). Usando una imagen del papa Francisco, «el modelo no es la esfera..., donde cada punto es equidistante del centro y no hay diferencias entre unos y otros. El modelo es el poliedro», que tiene superficies distintas entre sí y una composición asimétrica donde «todas las parcialidades conservan su originalidad». «Incluso las personas que puedan ser cuestionadas por sus errores, tienen algo que aportar que no debe perderse. Es la conjunción de los pueblos que, en el orden universal, conservan su propia peculiaridad; es la totalidad de las personas en una sociedad que busca un bien común que verdaderamente incorpora a todos».
«Por eso, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios».
La palabra de vida es una invitación apremiante a reconocer lo positivo del otro, al menos porque Cristo dio la vida también por esa persona a la que me darían ganas de juzgar. Es una invitación a escuchar desactivando los mecanismos defensivos, a permanecer abiertos al cambio, a acoger la diversidad con respeto y amor, para llegar a formar una comunidad plural y al mismo tiempo unida.
Esta palabra ha sido elegida por la Iglesia Evangélica en Alemania para que sus miembros la vivan y los ilumine durante todo 2015. El compartirla miembros de diferentes Iglesias, al menos este mes, muestra ya un signo de acogida recíproca.
Así podríamos dar gloria a Dios «unánimes, a una voz» (15, 6), porque, como dijo Chiara Lubich en la catedral de la Iglesia Reformada de St. Pierre, en Ginebra, «el tiempo presente [...] requiere de cada uno de nosotros amor, requiere unidad, comunión, solidaridad. Y llama también a las Iglesias a recomponer la unidad rota desde hace siglos. Esta es la reforma de las reformas que el Cielo nos pide. Es el primer paso, y necesario, hacia la fraternidad universal con todos los hombres y las mujeres del mundo. Pues el mundo creerá si estamos unidos».
Fabio Ciardi