«Tu diestra, Señor, es magnífica en
poder» (Ex 15, 6).
La Palabra de vida
de este mes recoge un versículo del himno de Moisés, un pasaje del Antiguo
Testamento en el que Israel ensalza la intervención de Dios en su historia. Es
un canto que proclama la acción decisiva de Dios para la salvación del pueblo
durante el largo recorrido desde la liberación de la esclavitud en Egipto hasta
la llegada a la tierra prometida.
Es un camino que
conoce dificultades y sufrimiento, pero que se realiza bajo la guía segura de
Dios y mediante la colaboración de unos hombres, Moisés y Josué, que se ponen
al servicio de su designio de salvación.
«Tu diestra, Señor, es magnífica en poder».
Cuando pensamos en
el poder, lo asociamos fácilmente a la fuerza del poder, que suele ser causa de
abusos y conflictos entre personas y entre pueblos. En realidad, la palabra de
Dios nos revela que el verdadero poder, tal como se manifestó en Jesús, es el
amor. Él recorrió toda su experiencia humana hasta la muerte para abrirnos el
camino de la liberación y del encuentro con el Padre. Gracias a Él se manifestó
el poderoso amor de Dios por el hombre.
«Tu diestra, Señor, es magnífica en poder».
Si nos miramos a
nosotros mismos, hemos de reconocer con franqueza nuestras limitaciones. La
fragilidad humana es una realidad innegable en todas sus expresiones: física,
moral, psicológica y social. Y aquí es precisamente donde podemos experimentar
el amor de Dios. En efecto, Él quiere la felicidad para todos los hombres, sus
hijos, y por eso está siempre disponible a ofrecer su ayuda poderosa a todos
los que se ponen dócilmente en sus manos para construir el bien común, la paz y
la fraternidad.
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La imagen es de la red |
Esta frase ha sido
elegida sabiamente para celebrar en este mes la «Semana de oración por la
unidad de los cristianos». Cuánto sufrimiento hemos sido capaces de infligirnos
mutuamente en estos siglos, ahondando grietas y sospechas, dividiendo
comunidades y familias.
«Tu diestra, Señor, es magnífica en poder».
Necesitamos pedir
mediante la oración la gracia de la unidad, como un don de Dios; al mismo
tiempo podemos también ofrecernos para ser instrumentos del amor de Dios para
construir puentes. Con ocasión de un congreso en el Consejo Ecuménico de las
Iglesias en Ginebra en 2002, Chiara Lubich fue invitada a ofrecer su
pensamiento y su experiencia, y dijo:
«El diálogo se
desarrolla de este modo: ante todo nos ponemos en el mismo plano que nuestro
interlocutor, quienquiera que sea; luego lo escuchamos haciendo el vacío completo
dentro de nosotros... De este modo acogemos al otro en nosotros y lo
comprendemos... Porque así, escuchado con amor, el otro es estimulado a oír
también nuestra palabra».
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La imagen esta tomada del cartel de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2018 |
En este mes
aprovechemos nuestros contactos diarios para afianzar o recuperar relaciones de
afecto y amistad con personas, familias o grupos pertenecientes a Iglesias
distintas de la nuestra.
Y ¿por qué no
extender nuestra oración y nuestra acción también a las fracturas dentro de
nuestra propia comunidad eclesial, como también en la política, en la sociedad
civil y en las familias? Podremos testimoniar también nosotros con alegría: «Tu
diestra, Señor, es magnífica en poder».
LETIZIA MAGRI