sábado, 25 de noviembre de 2017

DIOS: EL CENTRO DE UNA FAMILIA CRISTIANA.

EL CENTRO DE UNA FAMILIA CRISTIANA.
DIOS Y LA FAMILIA

Actualizada el 25 de noviembre de 2017

Que tranquilidad da saber que El está entre nosotros, que El es uno de nosotros, cuando una familia es consciente de que Jesús está en medio de ellos, de que es uno más de ellos, de que vive en su casa, ¡que paz da Dios!

Hacer de Jesús, nuestro Hermano, 
el centro de nuestra vida de familia.

La familia cristiana, la que ha puesto a Jesucristo como centro de su vida, .que trata de vivir según la voluntad de Dios, que trata de amar como Jesús amó, que consciente de sus limitaciones hace realidad el amor recíproco entre ellos, que trata de que la vida vaya acorde con el pensamiento y con los sentimientos... por experiencia nuestra, esta presencia de Jesús en medio nuestro, primero como matrimonio, después como familia, una presencia que El mismo prometió: porque “donde dos o más reúnen en mi nombre yo estaré en medio de ellos” (Mt. 18, 20), es real.
Es esta presencia amorosa de Dios en la vida de una familia, la que de le da el "verdadero sentido a su vida de familia cristiana" y sólo así la familia cristiana puede ser luz para otras familias.Presencia que se derrama fuera de la familia que ama, porque el amor es la clave para que Dios habite entre nosotros, amarnos como El nos amó. Si nos amamos así, Dios permanece entre nosotros y permanece en nosotros.

Que programa para una Delegación de Pastoral Familiar, Y que garantía, porque sin El no podemos hacer nada. Haremos más o menos cosas, pero lo en lo que tenemos que esforzarnos, es de tenerlo entre nosotros. Y los demás se enamoraran de esta vida, si nos ven que nos amamos, que nos ayudamos, que estamos pendientes los unos de los otros “mirad como se aman, están dispuestos a dar la vida el uno por el otro” decían de los primeros cristianos.

Cuando Mateo habla en 13,44-52 de la perla preciosa, nos emociona pensar que Jesús se nos da a cada familia como la perla preciosa, Sentir como nos dice, que la salvación nos ha llegado a cada casa, de forma gratuita: no solo es el centro de nuestra vida, sino de nuestra familia. Sentir que El es el que toma la iniciativa y lo  mejor de todo¡de forma gratuita!.
Otra impresión fuerte que sentimos al oír esta palabra de Jesús es la de ser ágiles y rápidos: ¡nos jugamos nuestra felicidad de familia, la realización de los nuestros…!

Jesús, nuestro tesoro.

No dice: “oye, mira, es importante, piénsatelo….”. ¡No!
En el alma, después de oír este Evangelio es como en ese acoger el “tesoro”, nos va la vida, y hay que hacerlo corriendo…
Jesús tiene prisa por que lo encontremos (a Él como nuestro tesoro).
Jesús quiere estar en medio nuestro, Él es la única seguridad para una familia, nada vale como El, ni el dinero, ni la fama, ni el trabajo, ni el estudio, nada… ¡SOLO DIOS BASTA!.
Si nos vamos de vacaciones, que hacemos planes, que organizamos… ¿entra Dios en ese plan? El es el mejor GPS que podemos utilizar para no perdernos. Jesús es el mejor seguro, no para estos días, sino para siempre. Jesús es la garantía, el salvoconducto.Comienza un curso nuevo ¿quién es el centro de nuestro proyectivo?

Teniendo un tesoro así ¡qué más necesitamos!

Como Pastoral Familiar, como grupo de familias cristianas, sentimos la necesidad de correr a decirles a los demás que esta presencia de Dios en la familia, es el centro –no solo de una familiar cristiana- sino de cualquier familia; una presencia que ilumina, que da sentido, que resana de las muchas heridas que hoy podemos encontrar en muchas familias. Puede ser que no veas el fuego, de que no seas consciente de que está ahí, que no seas conscientes de su presencia, pero El está ahí, y si podemos sentir su "calor", su cercanía... como la vida se hace más fácil, se comprende mejor. Y lo descubrimos a través de la misma vida; nos enseña su camino, a buscarlo, a ver que es la solución a nuestros problemas y nos anima a recomendarlo; nos ayuda a superar las dificultades que sin duda surgirán; a entender cada situación y a cada persona que nos ayudan a encontrarnos con El; a tratar con confianza, a no desconfiar, a ser de verdad padres y madres; su presencia nos ayuda a estar más cerca de El, a no caer en las tentaciones y dificultades, que sin duda se presentarán. Sin duda, la presencia de Dios en la vida de familia hará más fácil la vida de familia. Un secreto que con gusto compartiremos con los demás. Haremos fiesta para decirles a los demás la perla preciosa que hemos encontrado.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bella imagen de unos troncos entrecruzados pueda llegar a tanto calor y luz cuando el fuego se hace dueños de ellos; el fuego de Dios es el que hace uno, uno de nosotros, que camina en medio de la familia.
Un Dios cercano, próximo, uno más de la familia.
Dios tiene que tomar cuerpo en la familia, hacer familia: “Dios hace familia”.
FJHM

Anónimo dijo...

Cómo muy bien especificáis al principio de la entrada, Jesús es el centro del matrimonio y de la familia: “Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt. 18, 20). Cuando en una familia se es consciente de esta realidad, de esta presencia real de Jesús, de Dios en la familia; una presencia que llena a la familia rebasándola, la familia adquiere una dimensión nueva, hay Alguien que la lleva adelante, que la anima y la vivifica. Y siempre con la tranquilidad que da saber quién ha hecho esta promesa: el mismo Dios