martes, 17 de marzo de 2015

XIII SEMANA DIOCESANA DE LA FAMILIA.

Familia: futuro de la humanidad
DIOS AMA A LA FAMILIA
Decía recientemente el Papa Francisco en su homilía diaria en Santa Marta, que “Dios está enamorado de nosotros, que somos su sueño de amor” nosotros, siguiendo sus palabras podemos afirmar que Dios está enamorado de la familia, que Dios ama a la familia.
Vemos nuestras limitaciones, nuestros cansancios, nuestros esfuerzos por llegar… al mismo tiempo oyes esa impresión, lo que te dice esta persona, lo que ha gustado… y primero en silencio, después con los demás que han trabajado para llevar adelante estos días, que el resultado solo ha sido posible porque El ha querido, porque El a tomado en mano las cosas, porque El tiene un plan para cada uno, para cada familia, para cada movimientos.
Los momentos de reflexión, de interiorización, de profundización e introspección, de celebración, de familia, de disfrutar y reírnos… todos han tenido una idea común: la alegría de saber que estamos en buenas manos.
Cuando ahora recordamos a cada uno de los que han hecho posible estos días de familia,  bien porque han tenido un protagonismo en la ponencias o celebraciones, bien porque han colaborado a la hora de darle difusión o de llevar las distintas actividades, o han estado atentos a un micrófono o a una puerta, a un cartel, a un autobús, a que nadie se pudiera sentir solo, a ofrece un poco de comida o vino. Agradecer al Colegio del Carmelo, al Centro Nuevo Inicio de nuestra Diócesis, al Colegio de la Presentación, a la Abadía del Sacromonte. Agradecemos a miembros del Movimiento Familiar Cristiano, de los Equipos de Nuestra Señora o de Familias Nuevas de los Focolares porque han estado atentos a cada actividad, a cada necesidad, viendo los problemas que surgían como trampolines desde los que se llegaba más lejos. Agradecer a Hogares Nuevos, al Encuentro Matrimonial, al Movimiento Cultural Cristiano por su disponibilidad para todo lo que se les ha pedido. Agradecer a D. Enrique Alonso, a Don Carlos del Río o a D. Manuel Mingorance por sus oportunas y acertadas palabras.
Estos días son un estímulo para retomar nuestro empeño por trabajar por las familias, son muchas las dificultades que muchas tienen, los dolores y situaciones complicadas que necesitan ser iluminadas por Dios, queremos ser los brazos para que El pueda acariciarlas y suavizar sus dolores, queremos ser la boca que les anuncie que El quiere estar en medio de ellas, que quiere vivir con cada familia, como decía el gran corazón rojo que se ofreció en sábado en la Eucaristía de la peregrinación a la Abadía “que Dios ama a la familia, a cada familia”.

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