lunes, 14 de septiembre de 2015

DEL MENSAJE DE SAN JUAN PABLO II AL III EMF EN ROMA. JUBILEO DE LAS FAMILIAS.

Pero vosotros estáis aquí, esta tarde, para testimoniar vuestra convicción, basada en la confianza en Dios, de que es posible cambiar esta tendencia. Estáis aquí para una "fiesta de la esperanza", haciendo vuestro el "realismo" operante de esta virtud cristiana fundamental.
En efecto, la situación de los niños es un desafío para toda la sociedad, un desafío que interpela directamente a las familias. Nadie puede constatar mejor que vosotros, queridos padres, cuán esencial es para los hijos poder contar con vosotros, con ambos -con el padre y la madre- en la complementariedad de vuestros dones. No, no es un progreso en la civilización secundar tendencias que oscurecen esta verdad elemental y pretenden afirmarse también en el ámbito legal.
¿Acaso la plaga del divorcio no perjudica ya excesivamente a los niños? ¡Qué triste es para un niño tener que resignarse a compartir su amor con padres enfrentados entre sí! Muchos hijos llevarán para siempre el trauma psíquico de la prueba a la que los ha sometido la separación de sus padres.
Ante tantas familias rotas, la Iglesia no se siente llamada a expresar un juicio severo e indiferente, sino más bien a iluminar los numerosos dramas humanos con la luz de la palabra de Dios, acompañada por el testimonio de su misericordia. Con este espíritu la pastoral familiar procura aliviar también las situaciones de los creyentes que se han divorciado y se han vuelto a casar.
No están excluidos de la comunidad; al contrario, están invitados a participar en su vida, recorriendo un camino de crecimiento en el espíritu de las exigencias evangélicas. La Iglesia, sin ocultarles la verdad del desorden moral objetivo en el que se hallan y de las consecuencias que derivan de él para la práctica sacramental, quiere mostrarles toda su cercanía materna.
Vosotros, esposos cristianos, tened la seguridad de que el sacramento del matrimonio os da la gracia necesaria para perseverar en el amor mutuo, que vuestros hijos necesitan como el pan”.
Del discurso del Santo Padre Juan Pablo II durante el Encuentro con las familias en la Plaza de San Pedro el 14 de octubre de 2000.
Para ir al texto original pinchar en el enlace: DISCURSO AL III EMF

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