jueves, 24 de septiembre de 2015

PROCLAMAR EL EVANGELIO DESDE LOS TEJADOS.

Cuando te propones vivir el Evangelio y hacerlo la "ley" de tu vida, una de las primeras consecuencias es la necesidad de que aquellos con los que vives queden contagiados de la energía que nace al vivirlo, la necesidad de compartir las experiencias que continuamente surgen de forma espontánea y de esta vivencia, de la presencia de Jesús en su Palabra nace la fuerza para ser sus testigos: testigos del Evangelio.
Y esa es la experiencia de este blog, pretende ser algo más que un noticiario, quiere ser un medio para que las familias seamos testigos de Dios Amor.
No somos indiferentes a lo que nos rodean, de las dificultades de muchas familias, pero precisamente por eso, tenemos que anunciar el Evangelio y más cuando nuestra noticia es buena, es de alegría. Y los demás están deseando oírla. Todos queremos oír que nos quieren, que nos desean que seamos felices, que nos queramos los unos a los otros.
Hace algunos días, hablando con un amigo de San Pablo, nos decía que si San Pablo viviese hoy sería periodista. Salvando las distancias, no solo con San Pablo, sino también con los periodistas, las familias no podemos renunciar, no podemos renunciar a ser familias cristianas comprometidas, que irradiemos la vida que Cristo nos da, que difundamos el Evangelio. No podemos ser estáticos, sino dinámicos, en continuo movimiento, ser para el mundo lo que el alma en el cuerpo: ser el alma del mundo.

Debe rebosar en nosotros la vocación al amor, que nos salgamos de la letra y comprendamos el espíritu del Evangelio, que las familias nos miremos en el Evangelio y seamos testigos del Evangelio de la Familia y de la Vida.

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