jueves, 10 de septiembre de 2015

HOY MEJOR QUE AYER

¿Un camino?:  volver a empezar.


¿Pero cómo podemos ser una alegría para Dios? ¿Cómo hacer de nuestra vida un caminar hacia Dios?. Nosotros, desde hace años, tenemos un pequeño truco, y es ver nuestra vida, tanto personal como de familia, como un caminar, una peregrinación, un “santo viaje hacia Dios”, tanto a nivel personal como de familia.
Que bella experiencia de vida la de contemplar la vida como un santo viaje hacia Dios, más aún en la familia. Que escuela para los hijos cuando la experiencia que viven en casa en la “contar” con alguien que lo puede todo, que nos ama inmensamente y que siempre nos espera con los brazos abiertos.
Que anhelo del de alma que ha gozado de ese consuelo de experimentar el amor de Dios, y toda la vida la contempla como un caminar hacia Dios, fuente de toda vida. Experimentarlo en casa, entre los suyos.
Que propuesta de vida para unos novios que en unos días comenzarán su vida en común: invitar a Dios a hacer su camino con ellos, poner en el su fuerza, como dice el salmo.

Transcribimos a continuación un fragmento del comentario que hace Chiara Lubich a este versículo del salmo 83, que expresa perfectamente esta idea de comenzar siempre.

“Bienaventurado el que encuentra en ti su fuerza y decide en su corazón el santo viaje” (SaI 83,6).
 Si la vida es un “santo viaje” que ha trazado la voluntad de Dios, nuestro camino pide que avancemos cada día. El amor que nos impulsa invita a crecer, a mejorar No podemos contentarnos con como vivimos ayer: “Hoy, mejor que ayer”, podemos repetirnos de vez en cuando...
¿Y cuándo nos paremos? ¿Cuándo retrocedamos, cayendo en los errores o incluso en la pereza? ¿Debemos abandonar la empresa, descorazonados por nuestras propias equivocaciones? No, en estos momentos nuestro lema será: “volver a empezar”.
Volver a empezar, poniendo en la misericordia de Dios nuestro pasado con sus errores, sus pecados.
Volver a empezar, poniendo toda la confianza en la gracia de Dios más que en nuestras capacidades. ¿No dice la Palabra de vida que encontremos en El nuestra fuerza? Cada día volvamos a empezar como si fuese el primero.
Y sobre todo, caminemos juntos, unidos en el amor, ayudándonos los unos a los otros.
El Santo estará en medio de nosotros y Él se hará nuestro “Camino”. Él nos hará comprender más claramente la voluntad de Dios y nos dará el deseo y la capacidad de cumplirla. Unidos, todo será más fácil y tendremos la bienaventuranza prometida al que emprende el “santo viaje”.
 
“Hoy mejor que ayer”

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