martes, 3 de noviembre de 2015

MI LECCIÓN DEL SÍNODO: “LA IGLESIA DEBE HACER MÁS PARA PREPARAR A LAS PAREJAS AL MATRIMONIO”.

Cardenal DiNardo: Una onza de prevención vale lo que una libra de tratamiento

FUENTE ALETEIA.
En una entrevista con el National Catholic Register, el arzobispo de Galveston-Houston, Texas, dijo que si el reciente sínodo de la familia le enseñó algo fue que la Iglesia necesita hacer un mejor trabajo de preparación con las parejas comprometidas para la realidad de vida que les espera después de casarse.
“Pienso que en toda la realidad que nos rodea, dada la cultura en que vivimos hoy, la preparación para el matrimonio es importante. Lo ha dicho todo el mundo, incluso se dice en países de África y Asia, que podrían tener diferentes problemas a los de Occidente o los países desarrollados”, contó el cardenal Daniel DiNardo a Edward Pentin, corresponsal en Roma del Register.
Es realmente significativo. Cuando oyes que eso proviene de todos lados –y mi grupo tenía como 15 diferentes naciones– te das cuenta de que es un problema francamente significativo para todos. Creo que eso es bueno”.
DiNardo dijo que a pesar de que el sínodo estuvo marcado por fuertes diferencias de opinión sobre la pastoral de los católicos cuyos matrimonios han fracasado, “casi todos estuvieron de acuerdo” en que para prevenir esos fracasos matrimoniales en el futuro, la formación prematrimonial necesitará un dramático aumento de inversión en energía y tiempo.
“Algunos obispos se atrevieron a ir más lejos cuando dijeron con su capacidad de comparar las cosas, que necesitamos una especie de catecumenado matrimonial”, explicó DiNardo.
Comentó que esos obispos señalaron que mientras los adultos que quieren unirse a la Iglesia católica deben pasar por un proceso de discernimiento de entre 9 a 12 meses, incluidas clases cada semana y un padrino, no existen requerimientos similares para los prometidos, a pesar de que el compromiso que están asumiendo es igual de permanente y sacramental.
DiNardo está a favor de una actitud de igual a igual como la que se ha implementado en su arquidiócesis, pero dijo también que independientemente del método, es crucial asegurarse de que los prometidos sepan exactamente en lo que se están metiendo antes de que la Iglesia les dé su bendición, así como permanecer cerca de aquellas parejas y guiarlas a través de los primeros años de matrimonio.
Si podemos volver a nuestros hogares y poner un renovado énfasis en el compromiso a largo plazo del discipulado en que el sacramento del matrimonio es una vocación y un llamado a la santidad, sería muy bueno. Yo pienso que tenemos que tener más catequesis, permitir más a las familias buenas ayudar a las familias que están padeciendo, y entrenar a la gente al matrimonio.
Nosotros ya hemos hecho esto en mi diócesis. La formación de pareja a pareja para los prometidos es una de las mejores formas de enseñar y formar a una pareja que va a casarse. Es mucho mejor que cualquier otro curso que puedas hacer.
Sin embargo, la familia que los está formando tiene a su vez que estar bien formada. También trabajamos en eso en nuestra diócesis. La experiencia de pareja a pareja usualmente ha resultado muy buena para los prometidos.
Luego, en lo que no hemos sido muy buenos en la mayoría de las parroquias es en el seguimiento después de casarse. Hemos descubierto que los primeros cinco años de matrimonio son duros. Frecuentemente esas parejas están solas. Probablemente eso no es bueno.
Tenemos que encontrar maneras de invitarlas a la parroquia inmediatamente después de casarse. Y estar cerca de ellas encontrando maneras para apoyarlas en su vida matrimonial.
Creo que es algo que hemos escuchado por parte de los obispos, expertos e incluso de las familias: hay que estar cerca de las parejas después de casarse. Probablemente es un punto débil.

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