"Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos". Benedicto XVI, desde el principio de su ministerio, nos sorprendió porque con la sencillez y radicalidad del Evangelio ha hablado de su relación con Jesús, y la relación que en Jesús estamos llamados a vivir entre nosotros, en los términos más bellos e intensos de nuestra experiencia: la amistad.
El gesto inesperado con el que hoy ha anunciado su renuncia al ministerio como Obispo de Roma y Sucesor del apóstol Pedro, es el mayor signo de la amistad que nos ha dado. Una gesto alto, que no sólo pone un sello extraordinario sobre este pontificado, sino que se abre una nueva etapa en la forma de entender y gestionar el ministerio del papado. El estupor que sentimos, por lo tanto, se abre a la gratitud por la humildad y el coraje de un acto que hará historia. Y eso, nos hace sentir cada vez más cerca del corazón de Benedicto XVI, nos hace sentir aún más cerca los unos a los otros por los caminos de luz y esperanza trazados por el Concilio Vaticano II.
Fuente: Vida de la Palabra
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